Necesitamos valientes
Se llama Neil Gorsuch, tiene 50 años y hace solo unas semanas fue designado miembro de la Corte Suprema de los Estados Unidos por el presidente Donald Trump. “Tiene una preparación legal destacada, una mente brillante y una gran disciplina”, declaró el presidente estadounidense, al justificar una elección que contó con el respaldo de los senadores de su partido. Neil Gorsuch se convirtió así en el juez más joven en integrar la Corte en los últimos 25 años, y su designación por parte de Trump tuvo la intención de restablecer la mayoría conservadora en la Corte. Pero fue también Neil Gorsuch, quien a las pocas semanas de haber sido designado por Trump, dio un voto decisivo para que la Corte le aseste un nuevo golpe al presidente estadounidense, en su intento de que cualquier falta cometida por un inmigrante pueda llegar a ser calificada como un crimen. El apoyo de Gorsuch fue el que permitió que por 5 votos contra 4, la Corte cuestionara la vaguedad de la ley que somete a los inmigrantes a la deportación por crímenes de violencia; una decisión de la Corte que permite que los inmigrantes acusados por delitos menores puedan luchar para frenar su deportación. Sin juzgar los argumentos de fondo, está claro que con su actitud el nuevo miembro de la Corte marcó claramente su independencia y no sumisión al poder político. Recordamos el caso este viernes con mi compañero Pablo Valdez en la 730 AM, cuando debatíamos sobre la necesidad de tener en la Corte a ministros de espíritu y carácter independiente, capaces de aguantar las presiones políticas, económicas, mediáticas y de otros poderes fácticos. Necesitamos ministros valientes, no funcionales, que conciban su llegada al cargo como el premio a toda una carrera llevada adelante con dignidad. Ministros que no tuerzan el espinazo para intentar sacar réditos personales, concibiendo por ejemplo al Estado como una gran agencia de empleos para colocar a toda su parentela en la administración pública. Son varias las vacantes que se irán produciendo en la Corte, a la interesada renuncia de Pucheta, se le sumarán la salida de Bajac en julio, Blanco en diciembre y Torres Kirmser en enero del próximo año, además de la de la ministra Peña en el 2020. Esto siempre y cuando no se concreten algunas renuncias negociadas, o en su defecto juicios políticos que amplíen las vacancias en la Corte. Es una oportunidad para comenzar a elegir a personas de carácter independiente, que tengan demostrada una conducta probada en el ejercicio profesional. Ministros que no solo exhiban méritos académicos, sino que principalmente exhiban sentencias, fallos, y un hoja de vida no marcada por la funcionalidad al poder. Y para quienes digan que eso no es posible con el actual sistema de designación que establece la Constitución, es solo cuestión de inspirarnos en casos como el de Neil Gorsuch, designado también por políticos de su país. El futuro presidente, Abdo, tiene en sus manos la oportunidad de demostrar que no buscará más de lo mismo colocando a sus leales en la Corte. Caso contrario deberíamos ir pensando en transparentar bien todo y exigir que los postulantes incluyan también en sus hojas de vida, los datos de contacto de sus padrinos políticos. Así al menos nos ahorramos tiempo.