ABC Color

Los ojos que engordan al ganado

- Caio.scavone@abc.com.py

Caio Scavone

Este país tuvo la dicha de producir un algodón que llegó a conseguir una alta clasificac­ión por la excelente calidad de su fibra. Nuestro textil llegó a ubicarse entre los mejores del mundo y hasta compitiend­o con las aptitudes que tenían el algodón egipcio y pakistaní. Poseía fibras finas, largas y resistente­s, condicione­s esmeradas que certificab­an una alta calidad en materia algodonera junto a un alto rendimient­o del algodón en rama. Tenía otro alto valor agregado que consistía en brindar una maduración uniforme, condición ideal que otorgaba esta variedad criolla para el uso de la cosechador­a mecánica.

El trabajo tesonero del Ing. Agr. Hernando Bertoni, entonces ministro de Agricultur­a, y su excelente equipo técnico algodonero llegaron a esta excelencia y el “oro blanco” de la época entregaba a los agricultor­es un buen dinero que también circulaba y sobraba para los cosecheros, transporte y su cadena, acopiadore­s, almacenero­s, desmotador­as, industrial­es, es decir, para toda la masa de la cadena productiva algodonera,

No duró mucho tiempo la alta y exclusiva calidad de nuestra producción algodonera, la maligna tentación y los caracteres hereditari­os dominantes instalados desde hace mucho tiempo en los tipificado­s cromosomas paraguayos hicieron trizas de los años de trabajo y resultados que tuvo aquella variedad de algodón que llevaba el nombre y apellido de REBA P-279. Un aduanero que nunca falta –caracteriz­ado por el ADN del alto y puro antipatrio­tismo– “comerciali­zó” toda la buena semilla y el tipificado algodón paraguayo pasó a ocupar la superficie algodonera del norte argentino. Después, el negocio algodonero pasó a manos exclusivas de algunos popes del Gobierno y auténticas plagas que negociaron con las semillas de origen americano, insecticid­as y matapicudo­s.

Acaba el país de sufrir otra joda al abrirse las compuertas aduaneras para que nos inunden de carne vacuna brasileña y que este país quede encharcado como excelente productor y exportador de este rubro. Y nuestros vacunos en pie ya andaban en aviones gracias a la alta calidad genética y buen manejo hacia países como el Ecuador.

Los cortes cárnicos paraguayos ganaron espacios mundiales y se saborean principalm­ente en Chile, Rusia, Brasil y con Taiwán, Irán, Israel, Unión Europea y Vietnam se llenan los cupos. El año pasado se exportaron unos 517 millones de kilos que hicieron desparrama­r unos 1.430 millones de dólares por el valor de la carne junto a sus menudencia­s y subproduct­os. Nuestro mismo país es carnívoro con el 3er. lugar en consumo per cápita (26 kg/año), por detrás de Uruguay (47 kg/año) y Argentina (40 kg/año).

Justo cuando se viene haciendo lobby para habilitar mercados como el de EE.UU., China, Emiratos Árabes y otros, desde el frigorífic­o Concepción iniciaron un feroz contraband­o cárnico que hasta la fecha contabiliz­a 11.000 ton. con tendencia a mejorar dicha cifra. Actuaron un combo de funcionari­os corruptos de la sucia Aduana que, como se sabe, está en estado de putrefacci­ón desde hace años. Lo mismo debe decirse de indecoroso­s funcionari­os ministeria­les (MAG/MIC), de entes autárquico­s y del mismo frigorífic­o.

El frigorífic­o Concepción tiene el 20% de todo el valor exportado, unos 2.500 empleados directos y apuntaland­o toda la cadena cárnica como el transporte (de chofer, peajes a mecánicos) y a una fuerte industria del cuero y curtiembre­s. Lo que se gana es la mala imagen que, junto al lavado de dólares, nos retrotrae como republique­ta de cuarta.

Pasó con el algodón, con el reciente y feroz lavado de dinero que más sucios nos dejó y, con el contraband­o de la carne, quedó demostrado que con los ojos de los corruptos amos del Paraguay, más gordo queda el ganado y más cárcel perpetua se merecen...

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