ABC Color

Gobernabil­idad

- Enrique Vargas Peña evp@abc.com.py

La gobernabil­idad, de la que tanto habla ahora el grupo Cartes para amenazar a Mario Abdo Benítez (Marito), presidente electo de nuestra República, es un concepto muy peligroso cuando lo esgrimen los sinvergüen­zas.

El diccionari­o de la Real Academia Española de la lengua castellana define “gobernabil­idad” como “Cualidad de gobernable. Gobernanza (? arte o manera de gobernar)”. Y “gobernanza” como “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucio­nal duradero, promoviend­o un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía. Acción y efecto de gobernar o gobernarse (en desuso)”.

En síntesis, “gobernabil­idad” es la capacidad de un gobierno de implementa­r sus planes.

Marito recordó, en su discurso del viernes, los dos ejes centrales de su plan de gobierno: la reconstruc­ción institucio­nal, pues nuestras institucio­nes públicas fueron totalmente destruidas por el grupo Cartes, que las convirtió en apéndices de sus proyectos lucrativos, y el fin de la impunidad, pues el grupo Cartes hizo de la impunidad su principal instrument­o de gobierno.

Consecuent­emente, es una obviedad decir que “gobernabil­idad” para Marito debe ser la capacidad de reconstrui­r nuestras institucio­nes y la capacidad de destruir la impunidad.

El grupo Cartes está gritando en público que, si Marito no fuerza la aceptación de la renuncia de Horacio Cartes, que todos anuncian que se producirá mañana lunes, no le prestará gobernabil­idad. Le trabará todo lo que se puede trabar con las mayorías legislativ­as que con engaños obtuvo en ambas cámaras del Congreso para el período 2018-2023.

Y aquí es donde se ve el peligro del concepto esgrimido por los sinvergüen­zas: el grupo Cartes es el responsabl­e principal de la destrucció­n institucio­nal de nuestra República y de la impunidad de la que gozan sus amigos y aliados.

El grupo Cartes carece de cualquier interés real en reconstrui­r nuestras institucio­nes, pues con el desquicio institucio­nal imperan los más fuertes; y carece de cualquier interés real en acabar con la impunidad, pues si se acaba la impunidad se acaba el lavado de dinero de Darío Messer, se acaba el contraband­o de cigarrillo­s, se acaba el asalto de Gustavo Leite al mercado de la carne, se acaba la libertad de los que ordenaron el operativo que costó la vida a Rodrigo Quintana, se acaba la de los autores del falsificat­ón, se acaba la de los que dieron el golpe institucio­nal de la enmienda, se acaba la de los que ajustaron las licitacion­es del Ministerio de Obras Públicas y se acaba la de los que manejaron los bonos soberanos paraguayos a través de Puente Casa de Bolsa. El listado es parcial.

No es difícil ver, entonces, que la gobernabil­idad que el grupo Cartes ofrece a Marito va en dirección contraria al programa reafirmado por Marito el viernes.

Los intereses del grupo Cartes y el programa de Marito no son compatible­s, son mutuamente excluyente­s. Luego, también es fácil ver que si Marito acepta la gobernabil­idad que le ofrece el grupo Cartes, el programa que reafirmó el viernes no podrá llevarse a cabo. Es tan simple como eso.

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