ABC Color

Buscando la República de Platón

- Ilde Silvero ilde@abc.com.py

Cinco siglos a. de C, Platón ya describía una sociedad perfecta, “La República”, pero la historia humana demostró que la nación ideal no existe, pues los hombres se encargan de prostituir las institucio­nes, promover las guerras y consolidar las injusticia­s en este valle de lágrimas. Haciendo un gran salto en el tiempo, el anuncio de los nuevos ministros del gabinete abdista no variará un ápice el sistema vigente en nuestro país.

El problema no son las personas en cuanto a su capacidad, honestidad y experienci­a. Podríamos traer a diez premios Nobel, encargarle­s la administra­ción del país y, en poco tiempo, reconocerí­an la inutilidad de su esfuerzo.

Tomemos, como ejemplo, el Ministerio de Educación y Ciencias, el más importante si queremos sacar al país del pozo. Figuramos en los últimos lugares por la baja calidad de nuestra educación. Miles de docentes tienen muy deficiente preparació­n, pero no quieren asistir a los cursos de capacitaci­ón. Así nomás, ya da ya.

Los locales escolares dan pena, algunos techos se caen, los baños parecen chiqueros, no hay salas de informátic­a ni biblioteca­s, a veces ni siquiera agua potable; el vaso de leche y el almuerzo no están o llegan tarde.

Muchos cargos directivos en los colegios públicos se cubren con activistas políticos, no por sus méritos. Muchos rubros docentes son utilizados por personal administra­tivo o por los directores de los centros.

Otro problema externo a la educación en sí misma es el alto grado de deserción: cuatro de cada diez niños no culminan su formación básica y seis de cada diez adolescent­es no concluyen su educación media. ¿La razón? Pobreza, marginalid­ad, trabajo infantil, abandono paterno, la calle como hogar, etc.

Como si todo lo anterior no fuese suficiente, también está el grave problema de la iniciación precoz de niños y adolescent­es en el consumo de estupefaci­entes. Según la capacidad de sus bolsillos, empiezan con los moñitos de crack, pacos, gramos de marihuana, anfetamina­s, estimulant­es químicos, cocaína, etc. Estas criaturas van perdiendo, poco a poco, su cerebro y, con el paso de los años, se vuelven completame­nte inútiles para sí mismos y para la sociedad. La educación no existe en el vocabulari­o de los adictos.

La desnutrici­ón infantil tampoco ayuda a mejorar el panorama. Miles de niños, sobre todo los del interior y de los barrios marginales en las áreas urbanas, afrontan serias deficienci­as en el desarrollo normal de sus órganos por mala alimentaci­ón. La carencia de nutrientes disminuye las aptitudes para el aprendizaj­e escolar y, en consecuenc­ia, se generaliza el bajo nivel de educación de infantes y adolescent­es.

Volviendo al tema inicial, cuando el cuadro general se presenta con estas caracterís­ticas, ¿qué puede hacer un hombre solo al frente de un ministerio? Poco, muy poco. Ocurrió con una eminencia como Antonio Arbo, en Salud; su paso por dicha cartera no dejó rastros. Todo sigue igual.

Necesitamo­s repensar y reinventar un nuevo país. El sistema vigente no sirvió antes ni sirve ahora. Ojalá la ciudadanía tome conciencia y busque la sociedad ideal imaginada por Platón.

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