Caso de acoso sexual e instigación al robo en Itaipú quedarían impunes
Un supuesto caso de acoso sexual, que derivó en la instigación a cometer robo, quedaría impune en Itaipú. Se niegan a mostrar resultado de un sumario abierto en el caso. Hasta ahora, la única castigada fue la persona que contrató un guardia para hacer des
El 24 de noviembre del 2017 tomó estado público un audio en el que se escucha la voz que pertenecería al entonces superintendente de Servicios Generales Arturo Giménez Gallardo, pidiendo a una subordinada suya contratar un guardia para hacer desaparecer dos teléfonos celulares pertenecientes a otras trabajadoras de la institución.
En el mismo, Giménez Gallardo explica a una funcionaria identificada como Alma Villalba, que los aparatos contendrían mensajes –que según él no probaban nada–, pero que las mujeres estaban amenazando con utilizar para denunciarlo por acoso sexual.
Villalba debía buscar un guardia leal, un “soldado chiita” para cometer el robo, y así lo hizo. Un funcionario del área de Seguridad Empresarial identificado como Gustavo Santander confirmó posteriormente que le pidieron cometer el delito. Dijo que Villalba le mencionó que era un pedido de Giménez Gallardo. Santander reveló que cuando estaba yendo a robar los celulares, su jefe directo, el Superintendente Ubaldo Sisa se lo impidió; y comunicó a los directores el hecho.
Cuando a través de la radio ABC Cardinal 730 AM se difundió el audio, una mujer identificada como Mariza Irigoyen declaró haber sido víctima de acoso por parte de Giménez, y dijo que uno de los celulares a hacer desaparecer era el de ella.
Cuando estalló el escándalo, el director de Itaipú James Spalding ordenó la apertura de un sumario. Contrató un juez externo que tenía tres meses para presentar su informe.
Pasaron siete meses, y nada se sabe de los resultados, aunque existen versiones de que en el mismo se habría blanqueado a Giménez Gallardo, por eso la negativa a mostrar el resultado.
La única persona castigada en el caso es Villalba, quien fue echada de la entidad. Irigoyen sigue soportando acoso laboral al igual que las personas que la apoyan. Al “soldado chiita” lo repusieron en su cargo, no se sabe a cambio de qué.