Firmes en la defensa de la vida
Una posición loable asumió la delegación paraguaya el jueves pasado en la firme defensa del derecho a la vida en la asamblea general de la OEA en Washington. Varios países pretendían imponer una resolución que recomienda a todos los miembros a adoptar leyes aceptando la ideología de género, la educación sexual en las escuelas y la despenalización del aborto.
No es un tema nuevo, sino la continuación de una polémica que lleva años en todo el mundo. La denominada “ideología de género” es un concepto muy amplio, polifacético y que contiene una mezcla de verdades y mentiras. Por eso, cuando se habla del tema, debemos diferenciar qué cosa específicamente estamos abordando.
El caballito de batalla de los pro género es la educación sexual y reproductiva que deben recibir los niños y adolescentes en el colegio. Aquí el problema radica en cuándo empezar tal tipo de educación; escolares de cinco a nueve años no deberían ser incluidos en una problemática que no va acorde a su edad. Tampoco los adolescentes deberían ser instruidos en que hay varias clases de “familias”, como aquellas en las que los padres son dos personas del mismo sexo.
Asimismo, se pretende enseñar a los niños que el sexo es una cuestión de opción personal, de modo que una nena puede “elegir” si quiere ser nena, varón, bisexual o transexual.
Si el Estado se tomase esta atribución de “educar” a los niños con esta ideología de género, estaría invadiendo ilegal e inhumanamente el derecho de los padres a educar a sus hijos de acuerdo a los valores y principios que los mismos poseen en su familia. Un funcionario público no me va a decir a mí, padre o madre, cómo debo educar a mis hijos en cuanto a los valores fundamentales en los que creo.
En otra área, siempre se argumenta que debido a la falta de educación sexual hay muchas niñas y adolescentes embarazadas. Esta afirmación es equívoca por incompleta, pues el drama de las madres precoces responde a varios factores como la promiscuidad en el hogar, la miseria familiar, el abandono paterno, el maltrato, el abuso de las menores por parte de parientes cercanos, la trata de personas, etc. Un problema sociológico y cultural tan complejo no puede solucionarse con algunas lecciones sobre anatomía humana.
La ideología de género también sostiene que la mujer embarazada tiene derecho absoluto a decidir sobre su cuerpo, incluyendo al feto que está en su vientre. Esta posición es inaceptable desde cualquier punto de vista moral, ya que un bebé no es un zapato, un vestido ni un celular, que son desechables, sino una persona camino a nacer.
La posibilidad de llevar a cabo un aborto demanda una serie de consideraciones previas en cuanto a si el embarazo es producto de una violación de una menor, si la madre corre peligro de perder la vida, si la embarazada es aún una niña, etc. No es ética ni moralmente aceptable que con una simple ley todos los hospitales y sanatorios estén autorizados a realizar abortos a petición de las embarazadas. La sociedad debe defender la vida de la persona en gestación.