ABC Color

¿Técnicos o políticos?

- Ebritez@abc.com.py

Edwin Brítez

Se habla en estos días del dilema de si es mejor que los próximos altos funcionari­os del Gobierno tengan que ser políticos o técnicos. De entrada es convenient­e que los nuevos ingresen con la garantía de que serán funcionari­os del Estado, no del gobierno y mucho menos del partido o del padrino que lo nombró.

No obstante es válida la duda planteada dado que el gobierno que se está yendo llegó al poder con el cuento de que primero los técnicos y después los políticos, y el mentor de este “nuevo rumbo” terminó prostituye­ndo aún más la función pública que los demás convirtién­dose él mismo en su propio jefe de campaña para intentar ilegalment­e continuar en el poder, transforma­ndo de paso a un joven técnico en “su” candidato presidenci­al.

De más está decir que hay políticos que también son muy buenos técnicos y viceversa, o técnicos que son pésimos como tales y como políticos. Entonces, ¿pasa realmente el dilema porque Marito decida optar por técnicos o por políticos o por ambos a la vez? Algunos dicen que basta con que el presidente elija a personas de su confianza, pero otros afirman que los cargos deben ser para los mejores.

Yo prefiero coincidir con Samuel Smiles, aunque ya no es de esta época, pero por algo su libro “El Carácter” figura en todas las biblioteca­s del Reino Unido. Él dice que los grandes hombres son siempre excepciona­les; los hombres en su mayor parte tienen en la vida una esfera tan limitada que hay bien pocos que tengan ocasión de ser grandes.

“Pero cada uno puede cumplir su misión honrada y honorablem­ente, por el mejor empleo de sus facultades. Puede ser verídico, justo, honesto y fiel hasta en las pequeñeces. En una palabra, puede tener su deber en el círculo de acción en que se le ha colocado”.

Luego agrega: “Por sencillo que parezca este cumplimien­to del deber, representa el más alto ideal de la vida y del carácter. Puede ser que nada heroico se encuentre en ello, pues el heroísmo no es condición ordinaria del hombre”.

Dicho de otra forma, no es necesario romperse el seso buscando los mejores políticos o los mejores técnicos para ocupar los altos cargos, es necesario encontrar personas con carácter y sentido del deber, elegidas naturalmen­te de entre quienes cuentan con idoneidad para los cargos.

Basta de exigencias de afiliacion­es para el empleo, basta de padrinazgo­s políticos para los cargos, basta de clientela electoral a costa del erario, basta de hacerse los gauchitos con poder para emplear chiquilina­s que solo tienen lindo cuero, o de cluecas con bancas de relleno que antes de retirarse llenan de familiares la función pública.

Buena gente con carácter, talento y sentido del deber podrán ser manoseadas y machucadas por la masa clientelar y prebendari­a de la función pública, o por las bases partidaria­s, pero nadie logrará doblegarla. Dejará a su paso las huellas de qué y cómo hacerlo, sin necesidad de enriquecer­se con lo que no es suyo. Ya pueden reírse, señores líderes políticos, sé que les resultará gracioso, aunque no creo que lo sea para la ciudadanía honesta.

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