ABC Color

El proyecto de Iván Duque en Colombia

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Cuando entrevisté recienteme­nte al candidato puntero en las encuestas de Colombia para las elecciones del 17 de junio, Iván Duque, una de las cosas que más me llamó la atención fue su propuesta de convertir las actividade­s culturales de su país en una de sus grandes industrias de exportació­n.

Parece un asunto trivial comparado con la implementa­ción del proceso de paz y otros temas del día que han dominado la campaña electoral, pero no lo es.

Duque, de 41 años, el candidato del Partido del Centro Democrátic­o del expresiden­te Álvaro Uribe, de derecha, es un experto internacio­nal en la conversión de las industrias culturales en un motor de crecimient­o económico.

De profesión abogado, Duque trabajó durante más de una década como experto en desarrollo en el Banco Interameri­cano de Desarrollo en Washington DC. Durante su estadía allí, escribió un libro con el economista Felipe Buitrago en 2013 titulado La Economía Naranja, sobre las oportunida­des de América Latina para monetizar sus industrias culturales.

En ese libro, los autores argumentab­an que las industrias culturales han crecido exponencia­lmente en todo el mundo, pero América Latina –a pesar de sus talentos– solo representa el 1,7 por ciento del comercio mundial de bienes y servicios culturales.

La región no solo ha producido recienteme­nte directores de cine ganadores de premios Óscar, escritores ganadores de premios Nobel y músicos ganadores de premios Grammy, sino que tiene decenas de miles de productore­s de video, actores y artistas de enorme talento.

“Estamos sentados sobre un tesoro y no nos damos cuenta de ello”, me dijo Duque en ese entonces, cuando escribí una columna sobre su libro. Citó el hecho de que el Cirque du Soleil de Canadá emplea a más de 4.000 personas y genera un ingreso de más de US$ 800 millones anuales.

En su campaña actual, Duque dice que una de sus principale­s prioridade­s sería diversific­ar las exportacio­nes de Colombia, que actualment­e dependen en gran medida del petróleo y una docena de otros productos tradiciona­les. Quiere promover las exportacio­nes de agronegoci­os, el turismo y la “economía naranja”.

“Las industrias culturales ya representa­n el 3,4 por ciento de nuestra economía, más que el café y la industria minera”, me dijo hace pocos días. “Eso es razón de más para ampliar su abanico de oportunida­des”.

Duque ha propuesto crear un área de libre comercio de bienes culturales en América Latina, para permitir por ejemplo que una película colombiana pueda ingresar a todos los países de la región sin pagar aranceles. Eso atraería inversione­s y ayudaría a exportar bienes y servicios culturales a todo el mundo, señaló.

¿Podrá Duque hacer todo esto si gana? Al igual que el resto de sus planes económicos y políticos, mucho dependerá de si puede crear su propia base de poder y disipar la afirmación de sus críticos de que sería un títere del líder de su partido, Uribe.

Gustavo Petro, el rival izquierdis­ta de Duque en las elecciones del domingo, afirma que Duque sería un instrument­o del expresiden­te para cambiar la Constituci­ón y crear una “dictadura uribista”.

Duque dice que eso es una tontería, y pinta a Petro, un exguerrill­ero del M-19 que en su momento fue cercano al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, como un “castro-chavista”. (Para que conste, intenté entrevista­r a Petro, pero su jefe de prensa dijo que no podía por falta de tiempo).

“Quiero ser categórico: el presidente de Colombia voy a ser yo”, me dijo Duque cuando le pregunté sobre su relación política con el expresiden­te Uribe. Agregó: “Y quiero ser claro: yo no voy a modificar la Constituci­ón para que vuelva a existir la reelección”.

Me gusta la idea de Duque de convertir a Colombia –el país de Gabriel García Márquez, Fernando Botero, Shakira y Juanes– en un gran exportador de bienes y servicios culturales.

A menudo, los presidente­s latinoamer­icanos promueven la cultura como un entretenim­iento local, o una forma de comprar la lealtad política de actores y artistas famosos. No ven a la cultura como un imán para el turismo y una industria exportador­a.

Como dice Duque, la región está sentada sobre un tesoro, y no se da cuenta de ello. Si gana Duque, como dicen las encuestas, será interesant­e ver si logra convertir sus ideas sobre la “economía naranja” en realidad.

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