Cartes no leyó su libro
“Las razones de mi coloradismo” es el título del libro (opúsculo en realidad) que Horacio Cartes puso en circulación en mayo de 2011 tratando de justificar su repentina adscripción al Partido Colorado, a lo que siguió la formación de un movimiento interno, el cambio de estatutos del partido para que pueda ser proclamado candidato presidencial, lo cual se concretó después.
En esta publicación, el hoy presidente paraguayo realiza afirmaciones que no condicen con su desempeño político, además de efectuar promesas que lejos estuvieron de ser cumplidas, lo que da lugar a suponer que finalmente Cartes renegó de casi todas sus afirmaciones, o simplemente no leyó el librito que le escribieron.
Cartes señala en su libro que “El poder no es para mí una obsesión para acumular fortuna” y “tampoco tengo ansias reprimidas de figuración personal”, sin embargo, omite mencionar que el movimiento interno Honor Colorado tiene sus iniciales “HC” y forma parte de su patrimonio personal, ya que no realiza reuniones, debates, consultas y tampoco permite cambio de liderazgo. El movimiento es suyo y todo lo que gana a través del mismo es suyo, como por ejemplo la presidencia de la Junta de Gobierno, cuyo titular fue puesto por su decisión y no por determinación del movimiento Honor Colorado, al cual muchos dicen pertenecer.
No obstante, cuando se refiere a su movimiento aclara: “Este movimiento no nació para satisfacer aspiraciones pasajeras ni ambiciones grupales”. ¿Qué significa “aspiraciones pasajeras” y qué es lo contrario de dicha frase? ¿Debería ser aspiraciones a largo plazo?
Si lo que quiere decir es que fundó un movimiento para aspiraciones de largo plazo, como por ejemplo la aspiración de perpetuarse en el poder, significa que no lo hemos prestado debida atención al aviso que nos estaba haciendo desde 2011. Y si a ello agregamos la afirmación de que el movimiento no nació para satisfacer “ambiciones grupales”, nos resta concluir que con ello quiso decir que nació solo para satisfacer ambiciones colectivas, lo cual está bien.
¿Pero si quiso decir realmente que no nació para ambiciones grupales, “pero sí para satisfacer una ambición personal? significa que una vez más no le prestamos debida atención a otra advertencia: que fundó el movimiento para él y para nadie más. Pero bueno, esa es una cuestión que solo compete a un sector del Partido Colorado.
Vayamos a lo que compete al país entero. Donde las afirmaciones del presidente se vuelven una vulgar mentira es cuando dice: “pero soy consciente de que al asumir el cargo hay que mirar el otro polo: EL MOMENTO DE RETIRARSE. Es mi más íntima aspiración, cuando llegue ese tiempo, entregar el poder a otro colorado, y que en ese momento pueda poner mano a la visera y decir como todos los patriotas de sentimiento y de acción: Paraguay, misión cumplida”.
El país y el mundo son testigos de todo lo que Cartes hizo para intentar continuar en la Presidencia de la República, y solo porque las trabas fueron insuperables trató de colocar en su reemplazo a un candidato designado a dedo que perdió en las internas coloradas, luego se colocó –nuevamente por encima de la Constitución– como primer senador activo y se hizo elegir como tal, aunque esta vez creo que encontrará, por fin, el muro infranqueable que le hará cumplir obligada y forzosamente las afirmaciones de su libro: entregar el poder a otro colorado y retirarse a su casa, pero sin posibilidad alguna de borrarse el rótulo de mentiroso, tal como lo dijo en su momento el Papa y él creyó que era para todos los demás, menos para él.