Obispos de Nicaragua buscan evitar que paramilitares sigan con masacre
Decenas de miles de personas salieron ayer a las calles de Masaya, ciudad rebelde contra el autoritarismo de Daniel Ortega, para recibir a una delegación de obispos que fue al lugar buscando evitar que siga la masacre perpetrada por ataques de paramilitar
MASAYA, Nicaragua (AFP, EFE). Ante nuevos ataques desde la mañana, una comitiva de obispos católicos de Nicaragua llegó a la ciudad, 30 km al sur de Managua con el fin de “evitar otra masacre”, en palabras del obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez.
Masaya vivió la mañana de ayer un violento ataque de unos 500 hombres entre grupos paramilitares y agentes del Gobierno, indicó el secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva.
” ¡Que el mundo lo sepa! El Gobierno de Nicaragua se prepara con antimotines y paramilitares para perpetrar otra masacre en el indefenso barrio indígena de Monimbó, Masaya”, escribió más temprano el obispo Báez en las redes sociales.
Los pueblos asentados sobre la carretera a Masaya salieron al paso de la caravana de los obispos, algunos llorando de rodillas.
El nuncio apostólico, Stanislaw Waldemar Sommertag, dijo que el Papa está al tanto de lo que sucede en Nicaragua y mencionó que en este “momento tan crítico y delicado comprendemos su dolor (...) cada muerto es una ofensa a Dios”.
El cardenal Leopoldo Brenes comunicó a los feligreses que el papa Francisco les envió un mensaje de que “Dios les acompañe” en la misión pacificadora.
El obispo Silvio Báez, en un emotivo mensaje a los pobladores, lanzó un vehemente llamado “a los francotiradores, a Daniel Ortega y Rosario Murillo: Ni un muerto más”.
Granada
Tras el ataque a Masaya, las turbas oficialistas también atacaron la ciudad colonial de Granada, donde se temen nuevos ataques, informó el obispo Jorge Solórzano.
De hecho, Granada fue una de las primeras ciudades atacadas por el Gobierno tras el estallido social del 18 de abril en contra del presidente Daniel Ortega, cuya represión ha dejado unos 200 muertos.