Futuro complicado
Osmar Gómez R.
En las últimas horas terminó de confirmarse que el PLRA irá dividido en la elección de la mesa directiva de la Cámara de Senadores; en el inicio del próximo periodo constitucional. El resquicio para la unidad partidaria que se abrió hace algunas semanas con las conversaciones que iniciaron los sectores internos terminó arrasado por las internas partidarias.
No es un dato extraño que finalmente los liberales arrastren al Congreso sus diferencias internas, pero confirma que el respaldo político tendrá una altísima volatilidad en el periodo constitucional que inicia el uno de julio.
El grado de fragmentación hará casi imposible tener cierta certidumbre o previsibilidad en los proyectos del Gobierno. Hasta acuerdos que parezcan firmes estarán sujetos a revisión hasta la hora misma en que sean llevados a votación.
Sin posibilidad de acuerdos interpartidarios todo pasará por la negociación con los caudillos de cada sector; lo que conlleva un alto grado de inestabilidad.
En el Gobierno electo se sienten cómodos con ese modelo. La llegada a la presidencia de Mario Abdo es un poco el resultado de esas divisiones internas. Entonces, entienden que también es una buena forma para gobernar.
Concluyen que sin mayorías en las cámaras no habrá posibilidad de presionar al Poder Ejecutivo y que aún siendo así la división permitirá desarmar cualquier situación.
Eventualmente eso podría ser así toda vez que las necesidades sectoriales no terminen alineando diferentes bloques; creando con ello un frente sólido. Además con el nivel de fragmentación, el Gobierno necesitará ampliar las concesiones para tratar de mantener cierta armonía. Habrá que tener una precisión quirúrgica para administrar pedidos y no terminar estrellados en el corto plazo.
El presidente electo está haciendo un ensayo de ese modelo con la integración de su gabinete. El reparto de cargos se hace en función a los respaldos que tuvo en las elecciones internas. Prefirió huir de los tecnócratas que tanto castigaron a la dirigencia partidaria. Optó por mantenerse en línea con el discurso crítico que le permitió llegar a la Presidencia de la República. Lo que está por verse es si eso alcanza para poder gobernar.
Todavía está pendiente quién manejará la caja. Una cuestión altamente sensible que puede definir el rumbo de una administración. La designación de Benigno López en el Ministerio de Hacienda en cierto modo es una apuesta a lo seguro. Con buen perfil en los mercados internacionales, con conexiones con el mundo financiero local y con una lealtad de sangre; da seguridades. Queda por ver quién estará al frente del poderoso Ministerio de Obras Públicas, una cartera que maneja los millones de dólares en infraestructura, pero que también sirve de control al sector. Las constructoras son un valioso espacio de presión que necesita estar manejado con mano firme.
No menos importante por su repercusión política son los ministerios de Agricultura y Educación, dos carteras que tienen alcance nacional con gremios que tienen capacidad de movilización.
En medio de todo sigue latente la definición de la renuncia del Presidente de la República para asumir como senador electo. Las febriles negociaciones que se iniciaron en la última semana todavía no están cerradas; pero por ahora parece no haber números para que Cartes llegue a la Cámara de Senadores.
La definición de esta disputa terminará definiendo el nivel de virulencia en la interna colorada. La molestia que genera en Honor Colorado el no respaldo a la renuncia de Cartes asegura que la división está instalada.
Con un escenario de intereses contrapuestos, debilidad institucional y fragmentación partidaria, el horizonte político del futuro gobierno se muestra complicado. La gestión política será esencial para mantener la gobernabilidad, pero podría no alcanzar para llevar adelante los proyectos de Gobierno.