Un lugar para retablo de Chiquitunga
El fraile italiano Romano Gambalunga, postulador ante el Vaticano de la beatificación de Chiquitunga, se dirige a los que no creen en milagros y sostienen que existe incompatibilidad entre ciencia y religión. En esta entrevista, continuación de la publica
El artista Koki Ruiz, autor del retablo hecho con 70.000 rosarios en honor de la flamante beata paraguaya, desea que la obra primero recorra iglesias, luego se exhiba el 15 de agosto durante la asunción del nuevo gobierno y después se le asigne un lugar fijo y permanente. El papa Francisco mencionó a Chiquitunga ayer en el Ángelus e invitó a los jóvenes, en especial a los paraguayos, a seguir su ejemplo de generosidad y alegría.
–Estas causas de las beatificaciones y santificaciones se multiplicaron con Juan Pablo II...
–El Papa se cimentó mucho sobre el Concilio Vaticano II (Artículo 5° de la Lumen Gentium sobre la santidad de cada bautizado) y dijo: “un santo ayuda mucho a la gente”, también a reconocerse. El Papa quiso promover la santidad en todos los continentes. La Iglesia era muy europacéntrica, tanto la Iglesia como la santidad. El Papa dijo: “La santidad ayuda a los fieles a vivir el Evangelio, vivir la caridad hasta su fin. Por eso impulsó mucho los procesos para que cada nación, posiblemente, tenga sus santos. Es más fácil en Paraguay reconocerse en Chiquitunga, mujer paraguaya, que reconocerse o rezarle a San Francisco de Asís. Él es un gran santo pero es italiano, y es del pasado. Chiquitunga es de hoy y muy cercana a los paraguayos. La causa de beatificación en una diócesis ayuda mucho a reanimar a la Iglesia entera, no solo al pueblo sino también a los propios sacerdotes y religiosas...
–El proceso de Chiquitunga, de beata a santa ¿es irreversible? ¿Eso se va a producir inexorablemente?
–Se va a producir cuando haya otro milagro.
–Mucha gente no cree y dice que para la ciencia los milagros no existen...
–Cientismo es la ideología de la ciencia que dice que la ciencia explica todo. Pero el científico verdadero dice: “nosotros, la mayoría de las cosas no las conocemos y no podemos explicar. Lo que podemos explicar es la mínima parte del misterio de la realidad del cuerpo humano, de cómo funciona el cerebro, o sea, conocemos siempre más cosas pero estas más cosas son la menor parte del misterio del hombre y del universo”. Esa es la ciencia verdadera, la que está abierta a lo inexplicable, la que admite que hay siempre algo más allá; que hay fuerzas que no conocemos, que actúan, que no podemos definir en fórmulas ni reglas. La medicina puede curar, pero muchísimas cosas el médico no se explica por qué suceden (...) Si uno quiere juzgar a la Iglesia simplemente porque no tiene fe o desde un punto de vista ideológico, político o sociológico, lo puede hacer y entonces es un fenómeno humano. Después está la categoría de personas que simplemente tienen un odio... –Los anticlericales...
–Claro. Uno puede hacer lo mejor de sí pero si le odian, bueno, qué se puede hacer. A Jesús, por qué lo mataron, si era inocente, sin pecado: porque lo odiaban, porque ponía en cuestión la vida, el poder religioso-político