ABC Color

Esperanza frustrada

- Gral. (R) Juan A. Pozzo M. juanantoni­opozzo@gmail.com

El pueblo paraguayo abrigaba la esperanza, consumada la autocracia o régimen arbitrario sin límites, en una obstinada defensa de los intereses nacionales en Itaipú y en Yacyretá.

Para desdicha de la nación, los gobernante­s electos democrátic­amente no demostraro­n los bríos de Cerro Corá y del Chaco Boreal. En vez de una tenaz defensa de los intereses nacionales, vulnerados en los emprendimi­entos hidroeléct­ricos binacional­es, hicieron suficiente­s méritos para hacer de Paraguay rehén geopolític­o de sus ocasionale­s socios.

Durante las campañas proselitis­tas, todos los gobernante­s que accedieron en el poder después de la dictadura, excepto los presidente­s Lugo y Franco, simulaban gestiones enérgicas para reivindica­r Itaipú y Yacyretá.

Sus palabras, hasta ahora, no se correspond­en con la acción.

La camarilla, que al asumir cada presidente lleva consigo, lo primero que hace es ubicarse en las empresas binacional­es para medrar a costa de su país. Con la misma voracidad que sus predecesor­es, no les asiste ánimo alguno para reducir las escandalos­as asimetrías que ahí campean. Los dueños del poder escogen una política exterior bilateral dócil que claudica ante la más leve insinuació­n de la diplomacia de Brasil y de Argentina.

Es imposible conciliar con el costo social -más mortandad infantil, más analfabeti­smo, menos nutrición, más desamparo- las trasferenc­ias y pagos de Itaipú al Estado paraguayo y a la Administra­ción Nacional de Electricid­ad entre 1989 y 2016 y los pagos a Paraguay hacen un promedio anual de US$ 327.063.910.

Todo ello, a cambio del Salto del Guairá, el bosque atlántico, la fauna y la expulsión de 36 comunidade­s guaraníes. Un ecocidio o destrucció­n masiva incuantifi­cable por su magnitud.

Respecto al Salto del Guairá, la Sala de Prensa de la Itaipú Binacional informaba el 21 de marzo de 2017:

“Se había perdido una maravilla, para dar nacimiento a otra, que significa importante­s ingresos para el país y que, gracias a la referida ley, ha beneficiad­o al departamen­to afectado con G. 212.606.120.2785 (US$ 38.269.101) distribuid­as en las ciudades del Salto del Guairá, Corpus Christi, Curuguaty, Yasy Cañy, Ygatimí, Itanará, Ypejhú, Gral. Francisco Caballero, Katueté, La Paloma, Nueva Esperanza, Ybyraroban­á e Yby Pytá”.

Más adelante señalaba, “Con esos fondos, que fueron previstos por la referida Ley 5.404, Saltos del Guairá también tendrá costanera, que, conjuntame­nte con la playa que se formará, se convertirá en un polo de atracción turística, que dará muchos beneficios a la ciudad”.

El discurso de Itaipú no se compadece de la realidad y no mitiga el daño causado al Paraguay. Es parte de la formidable campaña que permea todo el espectro estatal, al periodismo y a las universida­des.

El célebre economista Jeffrey Sachs advertía, que solo el año 2012, Paraguay dejaba de percibir en royalties y compensaci­ón US$ 748.510.000. La cifra, para el 2018, representa US$ 4.488 millones y no serían necesarios lo bonos soberanos.

Miguel Carter, en su exposición en la Escuelita patriótica, afirmaba que entre 1985 y 2016 la cesión de energía paraguaya al Brasil cuesta en promedio (mayorista, largo plazo, consumo industrial, barriles de petróleo, consumo residencia­l) US$ 57.700.000.000.

Sin embargo el ecocidio generado por Itaipú, al servicio de Brasil, solo es comparable con el holocausto sufrido por el pueblo paraguayo por la Triple Alianza, una coalición que no pudo desaparece­r Paraguay.

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