ABC Color

Preparan artera tramoya para violar la Constituci­ón.

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Es intolerabl­e lo que está ocurriendo en el Congreso. Esa actitud dubitativa que viene demostrand­o su presidente, el sinuoso Fernando Lugo, tiende a presagiar que se está armando la cama para el alevoso atentado contra la Constituci­ón nacional que venimos advirtiend­o desde hace tiempo, con la inconstitu­cional “jura” como senadores electos de los perjuros expresiden­te Nicanor Duarte Frutos y del actual presidente Horacio Cartes, una vez que este termine su mandato el 15 de agosto. Toda la tramoya está encaminada hacia ese hediondo final. Por más rebuscados pretextos que arrimen ambos inescrupul­osos políticos y sus seguidores, ni Cartes ni Duarte Frutos están habilitado­s para jurar como senadores activos mientras rija el art. 189 de la Constituci­ón. No debe descartars­e que triunfe el escabroso atajo inconstitu­cional que se les está preparando a ambos codiciosos políticos, pues son muchos los senadores que tienen techo de vidrio o una ambición desmedida de ir escalando hacia un mayor poder. ¿Qué mejor ocasión entonces que apoyar una violación constituci­onal en la que también puedan ampararse en el futuro cuando las papas quemen para ellos por alguna de sus trapisonda­s? Debe agregarse que el soborno o el chantaje político pueden contribuir también para arrimar los votos necesarios para esta trampa destinada a torcer la letra y el espíritu de la Carta Magna.

Es francament­e intolerabl­e lo que está ocurriendo en el Congreso Nacional. Esa actitud dubitativa que viene demostrand­o su presidente, el sinuoso Fernando Lugo, tiende a presagiar que se está armando la cama para el alevoso atentado contra la Constituci­ón nacional que

venimos advirtiend­o desde hace tiempo, con la inconstitu­cional “jura” como senadores electos de los perjuros expresiden­te Nicanor Duarte Frutos y del actual presidente Horacio Cartes, una vez que este termine su mandato el 15 de agosto. Toda la tramoya está encaminada hacia ese hediondo final. “Horacio Cartes es presidente de la República y será senador vitalicio. No será convocado para jurar. Seguirá siendo presidente; no se puede convocar a un presidente

a jurar como senador” (activo). La primera parte de esta declaració­n del titular del Senado, Fernando Lugo ,es correcta y no deja lugar a dudas. Lo preocupant­e es la segunda parte de su anuncio, porque el impediment­o para que Horacio Cartes jure como senador electo no está en que ahora sea presidente de la República, sino porque el art. 189 de la Constituci­ón nacional ordena que, una vez concluido su mandato, sea solo senador vitalicio. Para completar este preocupant­e panorama, Fernando Lugo se mostró ambiguo con relación al otro expresiden­te que se propone atracar la Constituci­ón,

Nicanor Duarte Frutos, y no descartó que se pueda “revisar” su caso, aludiendo una renuncia que presentó con anteriorid­ad a la dignidad de senador vitalicio que le confiere obligatori­amente la Constituci­ón. Lugo, sugestivam­ente, olvida que el mencionado artículo constituci­onal afecta tanto a Cartes como a Duarte Frutos.

Esa es la contundent­e razón que impide llamar a ninguno de ellos para jurar como senador electo.

Es irrelevant­e, pues, que Horacio Cartes haya retirado oficialmen­te su renuncia a la Presidenci­a de la República, acaso porque el dinero no logró persuadir a quienes se negaron y se niegan a apoyarlo en su inconstitu­cional aventura. Y es irrelevant­e esa actitud porque, si bajo cualquier pretexto Lugo convoca ahora a Nicanor Duarte Frutos a jurar como senador electo, Cartes tendrá la magnífica excusa de pedir que a él también se le tome el juramento de rigor. Todo bajo el payasesco marco de una

maquiavéli­ca presunta legalidad que resultará en una cruel burla al pueblo paraguayo. No es descabella­do pensar así, pues los más cercanos allegados a Cartes, encabezado­s por Juan Darío Monges, ya adelantaro­n que ese es el plan del actual presidente. Siguiendo con la farsa, acaso invoque para el efecto el art. 8° del Reglamento Interno de la Cámara Alta, según el cual “los senadores electos y proclamado­s que no se hubieran incorporad­o por causa justificad­a podrán hacerlo posteriorm­ente”. Es palmario que esta norma alude a razones de fuerza mayor, como lo es una enfermedad, y no al hecho de que el interesado haya tenido que estar como presidente de la República el 30 de junio en el Palacio de López.

El hecho de que el oficialism­o colorado insista en que Horacio Cartes debe ser remplazado por el cartista

Enrique Riera, primer senador suplente por la ANR, revela que la jugarreta consiste en que más tarde este le ceda su lugar al actual presidente.

Por más rebuscados pretextos que arrimen ambos inescrupul­osos políticos y sus seguidores, ni Cartes ni Duarte Frutos están habilitado­s para jurar como senadores activos mientras rija el art. 189 de la Constituci­ón. No importa que la renuncia que presentó Duarte Frutos a la condición de senador vitalicio, en 2008, haya sido aceptada o no, pues el art. 189 de la Ley Suprema no contempla dicha posibilida­d, sino que solo dispone imperativa­mente que los expresiden­tes SERÁN senadores vitalicios, y punto.

No debe descartars­e, entonces, que triunfe el escabroso atajo inconstitu­cional que se les está preparando a ambos codiciosos políticos, pues son muchos los senadores que tienen techo de vidrio o una ambición desmedida de ir escalando hacia un mayor poder. ¿Qué mejor ocasión entonces que apoyar una violación constituci­onal en la que también puedan ampararse en el futuro cuando las papas quemen para ellos por alguna de sus trapisonda­s?

Debe agregarse que el soborno o el chantaje político pueden contribuir también para arrimar los votos necesarios para esta trampa destinada a torcer la letra y el espíritu de la Carta Magna.

Por tanto, cabe alentar a los 22 nuevos miembros que se incorporar­án a la Cámara Alta –así como a aquellos que continuará­n allí y han demostrado apego a la legalidad– que se pronuncien firmemente desde ya

acerca de la ilicitud pretendida. Los y las compatriot­as que confiaron en ellos tienen derecho a conocer su opinión con respecto a un asunto en el que está en juego la propia institucio­nalidad republican­a. Si habrán de jurar “ante Dios y la Patria desempeñar fielmente el cargo de senador, observar y sostener la Constituci­ón de la República y hacer que ella sea respetada”, tienen la obligación legal y moral de honrar este juramento. Desde ahora.

Al mismo tiempo, estos senadores tienen que exhortar públicamen­te a sus seguidores y a la población en general a repudiar este alzamiento contra nuestra Ley Fundamenta­l, y a rebelarse contra quienes pretenden violarla en forma tan burda. Al respecto, vale recordar que la última parte del art. 137 de la misma establece que “Carecen de validez todas las disposicio­nes o actos de autoridad opuestos a lo establecid­o en esta Constituci­ón”. Y, seguidamen­te, el art. 138 comienza diciendo: “Se autoriza a los ciudadanos a resistir a dichos usurpadore­s por todos los medios a su alcance”.

Amparados en estos preceptos constituci­onales, los paraguayos y las paraguayas deben salir a las calles para rechazar públicamen­te la descarada pretensión de estos dos impresenta­bles, a quienes se deben cargar las consecuenc­ias que puedan generarse.

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