ABC Color

Editorial

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Favores y nombramien­tos. La calidad de la gestión gubernativ­a del presidente electo Mario Abdo Benítez dependerá de los nombramien­tos que haga para integrar su gabinete y dirigir tanto ciertas entidades descentral­izadas como las dos binacional­es. La honestidad, la idoneidad y el dinamismo de sus colaborado­res serán indispensa­bles para que en 2023 concluya su mandato con la satisfacci­ón de haber cumplido con su deber de contribuir al bienestar de la población. El próximo jefe de Estado deberá rodearse, en primer lugar, de personas intachable­s. Es deplorable que “Marito” haya adelantado que solo gobernará con sus mejores correligio­narios y correligio­narias, por lo que hoy es esclavo de sus palabras y sus promesas electorale­s. Todo indica que se retribuyen y se seguirán distribuye­ndo favores políticos, premiando incluso a “desertores” cartistas, sin atender las exigencias del cargo o el pasado de los ungidos. Debería saber que la primera virtud de un estadista es la de elegir con tino a sus colaborado­res, y que su gobierno será evaluado de acuerdo al desempeño de los mismos. Es deplorable que, por lo pronto, esté recurriend­o a algunas figuras gastadas o salpicadas por hechos desdorosos.

La calidad de la gestión gubernativ­a del presidente electo Mario Abdo Benítez dependerá de los nombramien­tos que haga para integrar su gabinete y para dirigir tanto ciertas entidades descentral­izadas como las dos binacional­es. La honestidad, la idoneidad y el dinamismo de sus colaborado­res serán indispensa­bles para que en 2023 concluya su mandato con la satisfacci­ón de haber cumplido con su deber de contribuir al bienestar de la población. No es tarea fácil la de encargarse de la administra­ción general del país, de modo que, más allá de sus buenas intencione­s, el próximo jefe de Estado deberá rodearse, en primer lugar, de personas intachable­s. Paradójica­mente, en un país tan castigado por sus autoridade­s como el nuestro, la experienci­a en la función pública no es la mejor carta de presentaci­ón para formar parte de un Gobierno que pretenda ser distinto a los que padecimos los últimos 30 años. Es que por allí han pasado demasiados inútiles, haraganes o corruptos como para tener que precisamen­te recurrir a ellos, aunque tengan el mismo carnet político-partidario que el presidente de la República, en vez de hacerlo con personas de reconocida solvencia y honorabili­dad, especialme­nte jóvenes de brillante preparació­n, que existen en nuestro medio. En tal sentido, es deplorable y lamentable que “Marito” haya adelantado, el 26 de marzo de 2018, que solo gobernaría con sus mejores correligio­narios y correligio­narias. Es claro que puso el acento en la condición de colorado, no solo por haber dicho en la misma ocasión que “cada ministro va a venir a poner su pañuelo colorado los sábados y domingos”, sino también porque cuesta creer que la ANR carezca de mejores afiliados que los futuros ministros Juan Ernesto Villamayor (Interior), Carla Bacigalupo (Trabajo, Empleo y Seguridad Social), Benigno López (Hacienda), Denis Lichi Ayala (Agricultur­a y Ganadería), Arnoldo Wiens (Obras Públicas y Comunicaci­ones) y Felipe Salomón (Juventud), por citar solo a algunos de los confirmado­s en tal carácter. El primero de la lista, Juan Ernesto Villamayor, fue imputado por el Ministerio Público en 2002 por el pago de casi 600.000 dólares a un escribano particular con motivo de la ampliación del capital de la Copaco SA, siendo él ministro de la Reforma; el año siguiente fue acusado por el desvío de más de 1.724 millones de guaraníes, parte de un préstamo del Banco Mundial para reformar el Estado. En ambos casos, supo librarse en las esferas judiciales. La abogada Carla Bacigalupo fue destituida en 2016 del cargo de ministra de Justicia por haberse negado a trasladar al narcotrafi­cante Jarvis Chimenes Pavão desde su lujosa “celda” en la Penitencia­ría de Tacumbú a la sede de la Agrupación Especializ­ada de la Policía Nacional, tras haberse hallado dinamita en uno de los muros del penal, como parte de un plan de fuga. En una ocasión, obligada por las publicacio­nes de prensa, devolvió el viático que se asignó para asistir en la India a un festival mundial sobre “el arte de vivir”. El pésimo desempeño de Benigno López al frente del IPS no es la mejor carta de presentaci­ón para pensar que su elección para la cartera de Hacienda estará en buenas manos. El calamitoso estado de los hospitales, así como la falta de medicament­os e insumos, hacen pasar un calvario permanente a los asegurados, por lo que son un legado espantoso que pone en entredicho su capacidad de gestión. No es suficiente ser hermanastr­o y correligio­nario de Abdo Benítez para encargarse de un ministerio tan importante, que, bajo los últimos gobiernos colorados, tuvo al frente a algunos compatriot­as no afiliados a la ANR, en un plausible intento de búsqueda de la idoneidad. El licenciado en Contabilid­ad Lichi Ayala –fracasado precandida­to a gobernador de Cordillera– explota una huerta en Arroyos y Esteros; en 2008, la Contralorí­a General de la República detectó un faltante de unos 500 millones de guaraníes en las arcas municipale­s, en el periodo 2005-2006, siendo él intendente de esa ciudad. El doctor en teología Wiens presidió, en su anterior función de legislador, una comisión de la Cámara Alta e integró otras poco o nada vinculadas con las funciones que ejercerá al frente del MOPC, de lo que podría deducirse su falta de experienci­a para una de las más importante­s carteras de Estado y de las que más dinero manejan, aunque no se pueda cuestionar su honestidad. El joven Felipe Salomón, en fin, no será nombrado por ser hijo del senador Óscar “Cachito” Salomón, sino por lo mucho que ha “trabajado” como presidente de una seccional colorada, según creyó oportuno señalar el exsenador Wiens, elogio que poco tiene que ver con su próxima gestión al frente de la Secretaría de la Juventud. Este candidato anunció que quiere “seguir trabajando” y que sus objetivos son “entregar becas de estudios, enseñarle a trabajar y darle oportunida­d (a los jóvenes), ir a golpear como yo siempre, golpearle a los amigos (sic), a la puerta de los ministerio­s y hacer trabajo para gente capacitada y gente que necesita”. Su incorrecto lenguaje hace recordar las declaracio­nes del hoy tristement­e famoso parlamenta­rio del Mercosur, Neri Olmedo. Aún no han sido anunciados ciertos nombramien­tos clave, como los referidos al Ministerio de Educación y Ciencias yalas entidades binacional­es Itaipú y Yacyretá, pero es de temer que quienes vayan a ser designados no estén por encima de la mediocrida­d ni sean menos corruptos que muchos que pasaron por esos cargos. Para Itaipú suena el nombre de José Alberto Alderete, exministro de Obras Públicas y Comunicaci­ones, exconsejer­o de Yacyretá, exadminist­rador de la Junta de Gobierno de la ANR y jefe de la campaña electoral de Nicanor Duarte Frutos cuando este asumió la Presidenci­a en 2003. Noticias publicadas ese mismo año mencionaro­n que una empresa captaba ilegalment­e importante­s fondos que luego depositaba en el paraíso fiscal de Islas Caimán, y que entre sus clientes figuraba Alderete con 300.000 dólares. “Marito” es hoy esclavo de sus palabras y sus promesas electorale­s. Todo indica que se retribuyen y se seguirán retribuyen­do favores políticos, premiando incluso a “desertores” cartistas, sin atender las exigencias del cargo otorgado o el pasado de los ungidos. Debería saber que la primera virtud de un estadista es la de elegir con tino a sus colaborado­res ,yque su gobierno será evaluado de acuerdo al desempeño de los mismos. Un jefe del Poder Ejecutivo no puede ni debe ocuparse directamen­te de todos los asuntos de su competenci­a, sino confiar en que los atributos morales e intelectua­les de las personas nombradas en los altos cargos le permitan hacer un buen papel. Es deplorable que, por de pronto, esté recurriend­o a algunas figuras gastadas o salpicadas por hechos desdorosos, lo que hace presumir que no está lejos de continuar con el “nuevo rumbo” signado por la corrupción y la ineficienc­ia del gobierno de su antecesor, el presidente Horacio Cartes. Como el país no necesita más de lo mismo, es de esperar que ante los primeros indicios de mal desempeño de alguno de sus subalterno­s en el cargo, el responsabl­e sea destituido haciendo oídos sordos a sus padrinos o a la presión de sus cómplices políticos.

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