EI acorralado, rapta y mata
BEIRUT (ANSA, AFP). El Estado Islámico, acorralado en sus últimos bolsones de resistencia en el sur de Siria, en la provincia de Deraa, se juega sus últimas cartas con el secuestro de mujeres, niñas y niños en la región, afectada en los últimos días por otros ataques con más de 200 muertos.
Fuentes locales de esta región fronteriza con Jordania afirmaron que 36 rehenes se hallan cautivos en una zona de estepas al este de la capital siria.
Al mismo tiempo las fuerzas gubernamentales, apoyadas por la aviación rusa, avanzan en el corazón del último bastión de los milicianos del Estado Islámico en el sudoeste del país.
Según fuentes locales, la ofensiva de Damasco se concentró en la cuenca del río Yarmouk, que en esa zona separa a Siria de Jordania y de las Alturas del Golán, frontera con Israel.
Es un área donde permanecen cerca de 4.000 civiles, que desde hace años está fuera del control gubernamental y en la que opera el Ejército de Jaled ben Walid, milicianos afiliados al Estado Islámico.
Tal vez para aliviar la presión militar de las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad, en los últimos días el Estado Islámico (EI) llevó a cabo una serie de ataques terroristas en el centro de Suwayda, capital de una región con una comunidad principalmente drusa de heterodoxos islámicos, considerados “heréticos” por los sunitas y los yihadistas.
En estos ataques fueron muertas más de 200 personas y en las horas y días sucesivos, los yihadistas secuestraron a mujeres, niñas y niños.
Recién ayer las autoridades locales dieron a conocer informaciones más precisas sobre las prisioneras: unas 20 mujeres entre 18 y 60 años de edad, a las que se suman 16 niñas y niños.
Los captores amenazaron este fin de semana con matar a todos lo rehenes si las fuerzas gubernamentales no detenían su ofensiva.