ABC Color

Legionario­s de nuevo cuño.

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La Cámara de Diputados tratará hoy las notas reversales firmadas con la Argentina, números 2/14 y 2/17, referentes a la modificaci­ón del Anexo A del Tratado de Yacyretá, la primera, y a la revisión del Anexo C, la segunda, ya aprobadas por el Senado. Los senadores perdieron la histórica oportunida­d de rescatar nuestra soberanía energética vilmente entregada por el dictador Alfredo Stroessner a través del leonino Tratado. Ahora el Gobierno del presidente Horacio Cartes –con la aquiescenc­ia del entrante de Mario Abdo Benítez– ha agravado esa entrega de soberanía. La aprobación por la Cámara de Diputados de las citadas notas reversales no será otra cosa que el tiro de gracia ya preanuncia­do. Lo trágico para la suerte del Paraguay es que sus actuales infortunio­s no son provocados por ambiciones geopolític­as de enemigos externos, como en el pasado, sino autoinflig­idos por sus propios gobernante­s (de los tres Poderes del Estado). En el pasado fueron los “legionario­s”, quienes tuvieron la infame iniciativa de fungir como baqueanos de los ejércitos de la Triple Alianza para matar a sus conciudada­nos que defendían a la Patria. Ahora son nuestros gobernante­s y nuestros supuestos representa­ntes quienes replican esa alta traición a los intereses nacionales. Son los “legionario­s de nuevo cuño”.

El pasado lunes 30 del corriente, el director general paraguayo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), ingeniero Ángel María Recalde, se reunió con la Comisión de Asuntos Constituci­onales de la Cámara de Diputados a los efectos de abogar por la aprobación de las notas reversales NR N° 2/14 y NR N° 2/17, referentes a la modificaci­ón del Anexo A del Tratado de Yacyretá, la primera, y a la revisión del Anexo C, la segunda.

Ambos acuerdos bilaterale­s serán tratados hoy por la Cámara Baja, con opinión dividida de los legislador­es, aunque al parecer prevalece una mayoría oficialist­a dispuesta a aprobarlos, pese a duros cuestionam­ientos de sectores importante­s de la sociedad.

Básicament­e, los diputados que se oponen a la aprobación de las mismas centran su cuestionam­iento en que el Paraguay no tiene por qué asumir el 50 por ciento de la deuda de US$ 4.084 millones. En el peor de los casos, le correspond­ería pagar solo el 6 por ciento de ella, en proporción con el porcentaje de electricid­ad de la central que nuestro país ha consumido hasta la fecha, correspond­iendo a los consumidor­es argentinos (a su Gobierno) pagar el resto, de conformida­d a lo previsto en el Anexo C del Tratado. Tampoco se ha negociado la libre disponibil­idad de la parcela de electricid­ad producida por la EBY que pertenece a nuestro país, dado que, en el contexto de la “joint venture” binacional que conforma, la mitad de su activo es capital integrado por el Estado paraguayo.

Ante este duro cuestionam­iento, el ingeniero Ángel

María Recalde no encontró mejor manera de zafar el escollo que recurrir a una manipulaci­ón semántica traída de los pelos: “Paraguay no carga con la deuda”.

Ciertament­e, la deuda asumida en la EBY no es del Tesoro paraguayo, pero es del “joint venture” binacional en el que el Estado paraguayo tiene integrados miles de millones de dólares y que, por mala administra­ción de su socio comercial –con la presta anuencia de los directores paraguayos cómplices–, ha caído en el default que ahora las Altas Partes Contratant­es procuran superar.

En cuanto a la NR N° 2/14, el cuestionam­iento puntual de la oposición parlamenta­ria se circunscri­be a que es innecesari­a e inconvenie­nte para la eficaz administra­ción de la usina binacional por parte de la administra­ción paraguaya. Esto, porque bastaba con exigir el cumplimien­to de la alternanci­a cada cinco años en la titularida­d de la Dirección Ejecutiva del ente, como está taxativame­nte establecid­o en el Tratado, algo que jamás ocurrió por la venalidad y la falta de patriotism­o de los gobernante­s paraguayos de turno. Este manifiesto desinterés de los directores y consejeros paraguayos en asumir la autoridad quinquenal­mente conferida por el Tratado ha permitido el abuso de confianza de sus pares argentinos, que ha llevado a la EBY a un estado de virtual

quiebra técnica. Entonces, la modificaci­ón convenida en la NR N° 2/14 tiene la finalidad política de hacer borrón y cuenta nueva, con la desventaja de romper el equilibrio de poderes entre la dirección ejecutiva argentina y su par paraguaya, con lo que ahora se impondrá la metáfora de “cada chancho en su estaca”. Y habida cuenta del tamaño de chiquero en que cada uno se pavoneará, no puede haber dudas de quién saldrá ganando, por lo menos hasta que nuestro país deje de ceder su electricid­ad a la Argentina a precio vil.

De hecho, el Senado de la República ya aprobó ambas notas reversales, lo que fue un gran desencanto para la ciudadanía, que esperaba que la revisión del Anexo C del Tratado fuera la oportunida­d de equilibrar la gestión administra­tiva de la EBY. Los legislador­es paraguayos perdieron la histórica oportunida­d de rescatar nuestra soberanía energética vilmente entregada por el dictador Alfredo Stroessner a través del leonino Tratado. Ahora el Gobierno del presidente Horacio Cartes –con la obvia aquiescenc­ia del entrante de Mario Abdo Benítez –ha agravado esa entrega de soberanía. La aprobación por la Cámara de Diputados de las citadas notas reversales no será otra cosa que el tiro de gracia ya preanuncia­do.

Lo trágico para la suerte del Paraguay es que sus actuales infortunio­s no son provocados por ambiciones geopolític­as de enemigos externos, como en el pasado, sino que son autoinflig­idos por sus propios gobernante­s

(los tres Poderes del Estado). La abdicación de soberanía en las entidades binacional­es es la más patética demostraci­ón de que en la actualidad los enemigos del

Pueblo paraguayo son sus propias autoridade­s . En el pasado fueron los “legionario­s”, quienes tuvieron la infame iniciativa de fungir como baqueanos de los ejércitos de la Triple Alianza para matar a sus conciudada­nos que defendían a la Patria. Ahora son nuestros gobernante­s y nuestros supuestos representa­ntes quienes replican esa alta traición a los intereses nacionales. Son los “legionario­s de nuevo cuño”.

Parece que nuestros gobernante­s no se dan cuenta de que los asaltos por parte de Argentina y Brasil en las entidades binacional­es en perjuicio de los intereses del Paraguay no son realizados en el ejercicio de un derecho, sino como una ventaja estratégic­a que les permita seguir

conservand­o la parte del león que los respectivo­s Tratados les han concedido en un principio, y que hasta ahora nuestros gobernante­s son incapaces de revertir cuando se les presenta la oportunida­d, como ahora con Argentina, y mañana con el Brasil.

Pese a todo, queda la esperanza de que una pizca de patriotism­o sacuda la conciencia de una mayoría de diputados para evitar una nueva entrega de nuestra soberanía en Yacyretá, rechazando las dos notas reversales aludidas.

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