¿Tendrán hijos?
SALAMANCA. Meses atrás, se publicó en la prensa la fotografía de un matrimonio elegantemente vestido, los dos, caminando por una calle tomados del brazo, y flanqueándolos, dos hijos adolescentes. La imagen de una familia modelo. ¿Se estarán yendo de compras a algún sitio exclusivo? Nada de eso. Se están dirigiendo al tribunal donde el hombre debía enfrentar un juicio por múltiples delitos económicos. Ya no volvieron todos juntos, pues el padre, de la sala del tribunal, fue llevado a la cárcel, donde deberá purgar una condena de muchos años, después de haber sido declarado culpable de sus vergonzosos desmanes.
Ya no hubo foto de prensa que nos dijera cómo continuó la historia, pero me quedó una duda intranquilizadora: ¿Qué es de los hijos en una situación como esta? ¿Cómo debieron sentirse esos dos adolescentes, sentados en la sala del juzgado, escuchando la larga lista de irregularidades cometidas por su padre? ¿Qué habrán sentido cuando lo sentenciaron “culpable” y le leyeron su condena? ¿Qué habrán sentido en la primera visita que le hicieron al verlo no con sus trajes y corbatas de marcas exclusivas, que fueron cambiadas por el uniforme penitenciario hecho de tela vasta?
No sé si el diputado José María Ibáñez tendrá hijos. Y si los tiene, ¿con qué palabras les explicará que todo lo que les está sucediendo se debe lisa y llanamente a que robó al Estado paraguayo y, como si fuera poco, también a los trabajadores que cuidaban su lujosa casa de fin de semana en Areguá?
No creo que en tal situación les haya dicho lo mismo que dijo en el Congreso cuando se discutió la pérdida de investidura; no creo que les haya dicho que 40.000 votos le respaldan; no creo que les haya dicho que la justicia (¡y qué justicia!) le declaró inocente porque devolvió lo robado y porque el juez (¡y qué juez!) haya sentado el principio de jurisprudencia que el delito solo existe una vez que se lo descubre; no les habrá dicho que una “multitud” de seguidores le respaldaron con hurras y vítores desde la plaza frente al Congreso. No, nada de esto. Por las dudas, pidió un mes de vacaciones calculando que es suficiente para que la gente se olvide del tema y las aguas revueltas vuelvan a su cauce y se recupere la “normalidad“, la normalidad de un país donde los políticos y la justicia han perdido todo sentido de cordura.
Prueba de ese extravío lo dio nada más y nada menos que Jazmín Narváez, líder del movimiento Colorado Añetete de la Cámara de Diputados, que trató de justificar a los miembros de su grupo que con su voto, o su abstención, favorecieron a Ibáñez y dijo: “Muchos se abstuvieron de votar luego de haber evaluado la cuestión jurídica del caso, pero también el lado humano del compañero”. ¿Cuál es el “lado humano” de quien roba no solo a todos los ciudadanos de un país, sino incluso a los humildes trabajadores de su casa de campo, ya que él se quedaba con una parte importante del sueldo con que figuraban en las planillas de la Cámara de Diputados, por donde nunca aparecieron?
Estamos a una semana escasa del traspaso de gobierno: la deplorable administración de Horacio Cartes le pasará el testigo a la administración de Marito Abdo Benítez, y por lo que tenemos a la vista, no hay motivos para que guardemos la misma esperanza que teníamos cuando Abdo Benítez ganó las elecciones meses atrás. Los corruptos siguen atornillados en sus asientos, y la justicia, dispuesta a avalar cuanta trastada hagan quienes poseen aunque más no sea una pequeña cuota de poder. Lo que pensemos y opinemos los ciudadanos de a pie les tiene sin cuidado. Solo nos queda el recurso de decirles que piensen en aquella foto de la que hablo al comienzo y la posibilidad que su esposa y sus hijos regresen solos de la sala del tribunal porque un juez los mandó a la cárcel.