El caso de Thomas y Valenti tiene fuertes repercusiones en Paraguay
La prensa argentina destacaba ayer la detención de Francisco Valenti de la firma IMPSA, en el marco de la causa “cuadernos de la coima”, muy ligada a Yacyretá y la nueva central sobre el brazo Aña Cua del río Paraná.
Tanto Clarín como el medio provincial Primera Línea, diario de Misiones, así como la mayoría de los diarios y agencias informan que Francisco Rubén Valenti fue detenido por la policía cuando regresaba de Asia.
El caso de Valenti y de Oscar Thomas repercuten con fuerza en nuestro país porque tiene un pasado y un presente estrechamente ligados con Yacyretá y con el proyecto Aña Cua, que, contra viento y marea, llevan adelante los actuales responsables de la EBY, inclusive el actual Gobierno de Mauricio Macri.
Repercusiones locales
La detención de Valenti y la persecución de Thomas, que hasta ayer seguía prófugo, por casos de corrupción, detectados gracias a la publicación en Argentina de los cuadernos de referencia, que salpican con fuerza a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner en Argentina, en nuestro país remueve con fuerza la hasta ahora escamoteada historia del “monumento a la corrupción” (Carlos Saúl Menem) y de los verdaderos motivos que apuntalan el controvertido proyecto de construcción de una nueva central sobre el brazo Aña Cua del río Paraná, una obra que no figura en el Anexo B del Tratado de Yacyretá, pero que fue aprobado por el Legislativo paraguayo mediante la Nota Reversal N° 2 del 28 de septiembre de 2017.
IMPSA/Aña Cua/opinión pública paraguaya
El 11 de mayo de 2006, ABC Color publicaba la siguiente respuesta al entonces vicepresidente de Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA (IMPSA), a una segunda carta que había dirigido a nuestro diario.
“IMPSA insiste en burlarse de la opinión pública paraguaya”, se titulaba la réplica de ABC y, entre otras cosas, apuntaba lo siguiente: “la pregunta que IMPSA debería responder sobre Aña Cua no es por qué el llamado a una obra, demorada seis años, se resuelve en tres meses, sino por qué todas las gestiones irregulares que permiten a esa empresa convertirse en segura ganadora de la licitación, la EBY resuelve en el más absoluto secreto, entre cuatro paredes, sin publicidad de ninguna laya, ni informaciones a los posibles interesados. A nuestro diario lo que interesa es que Aña Cua no se convierta en un nuevo monumento a la corrupción, que tanto daño hizo sigue haciendo a nuestros pueblos”. Valenti respondía entonces un editorial de ABC titulado “Se deben investigar irregularidades en la cuestionada licitación de Aña Cua”.
Ese proyecto, que fue suspendido ante el peso de las irregularidades denunciadas, en 2006, la EBY lo catalogó como construcción de la central hidroeléctrica del brazo Aña Cua, disimulada con otro título: “ampliación de la central hidroeléctrica de Yacyretá en la margen izquierda del brazo Aña Cua”, con la intención de eludir al Legislativo porque la obra no figura en el Tratado. Los días 26 de junio (Senado) y 1 de agosto (Diputados), nuestros representantes demostraron que la trampa que armó la EBY fue innecesaria.
No importó que el costo del proyecto saltase de US$ 200 millones iniciales a los US$ 600 millones de hoy o que esa central sea solo una respuesta a los apremios argentinos y descuide las prioridades del sector eléctrico nacional.