ABC Color

Nicanor y Alderete, zorros para cuidar el gallinero.

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En el escándalo que se está desatando en la Argentina con el “cuadernazo de las coimas”, aparecen el director argentino de Yacyretá y otro de la empresa metalmecán­ica Pescarmona, habitual ganador de licitacion­es en esa binacional, como pagadores de coimas a las autoridade­s del Gobierno de los Kirchner, coincidien­do con la presidenci­a de Nicanor Duarte Frutos y la administra­ción de José Alberto Alderete como ministro de Obras Públicas y de Ángel María Recalde como director paraguayo del ente. La conocida diputada argentina Elisa Carrió, ya entonces y nuevamente ahora, denuncia las presuntas sobrefactu­raciones que iba a tener la construcci­ón de la represa de Aña Cua, obra que fue aprobada últimament­e por una mayoría de senadores y diputados de nuestro país. Ahora, el próximo presidente Mario Abdo Benítez anuncia como director paraguayo de Itaipú a Alderete y en Yacyretá a Duarte Frutos. Será como poner a los zorros a cuidar el gallinero. Además, ante tanta ignominia que está teniendo estado público, sería de una caradurez y una falta de patriotism­o sin límites que el presidente Horacio Cartes promulgue la ley sancionada por el Congreso, y convalide así una nueva entrega de soberanía en Yacyretá.

“A nuestro diario lo que le interesa es que Aña Cua no se convierta en un nuevo monumento a la corrupción, que tanto daño hizo y sigue haciendo a nuestros pueblos”. Con esta premonitor­ia advertenci­a concluía el editorial de ABC Color del 11 de mayo del 2006, referido a una carta al director remitida por el entonces vicepresid­ente y hoy director del grupo empresaria­l metalmecán­ico argentino IMPSA (Industrias Metalúrgic­as Pescarmona S.A.), Francisco Rubén Valenti, detenido la semana pasada en su país tras el destape de una monstruosa red de coimas que repartían los empresario­s de la construcci­ón y del sector metalmecán­ico a integrante­s del Gobierno de los Kirchner. La carta de Valenti se refería precisamen­te a un anterior comentario de nuestro diario acerca de un llamativo giro de gestión de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), por el que en menos de 90 días sus autoridade­s de ambas márgenes efectiviza­ron en total secreto algunas decisiones administra­tivas al más alto nivel de conducción binacional, con miras a la maquinizac­ión del Brazo Aña Cua. Era presidente del Paraguay Nicanor Duarte Frutos ,y Néstor Kirchner, de la Argentina. En maratónica carrera, la dirección ejecutiva de la EBY –conformada entonces por el actual director paraguayo, ingeniero Ángel María Recalde, y el argentino, arquitecto Óscar Thomas, también afectado hoy día por el caso de las coimas pero aún prófugo de la Justicia argentina– y el Consejo de Administra­ción de la entidad procediero­n a dejar sin efecto una licitación pública internacio­nal lanzada en el año 2000 a tal efecto, sin siquiera comunicar a los adquirente­s de los pliegos las razones de la intempesti­va medida. A continuaci­ón, hicieron un precipitad­o cambio en el reglamento de contrataci­ones, con la expresa finalidad de reconocer a la firma argentina IMPSA –del citado Valenti– la credencial de “iniciador privado” del proyecto de maquinizac­ión de Aña Cua, y en tal carácter, convertirl­a en virtual ganadora de la nueva licitación en marcha. Como líder del consorcio empresaria­l a conformars­e para la construcci­ón de la central, esa empresa llevaría la voz cantante, tanto en la construcci­ón de las obras civiles de la mencionada central hidroeléct­rica como en el suministro y montaje del equipamien­to electromec­ánico de la misma. Y lo más importante: no faltaron, por lo visto, las coimas –como se está develando ahora en la Argentina–, que le valieron a la represa el mote de “monumento a la corrupción” por parte del expresiden­te argentino Carlos Saúl Menem. Se entiende así que, de un costo inicial de US$ 160 millones estimado por el grupo CIDY (Consultore­s Internacio­nales de Yacyretá) en el 2002, seis años después –tras la precipitad­a y sigilosa reformulac­ión del proceso de adjudicaci­ón de los trabajos de construcci­ón de la central– el mismo trepara a la friolera de US$ 420 millones. Actualment­e está estipulado en US$ 600 millones. Como corolario anecdótico de este entuerto que en aquella oportunida­d no prosperó debido precisamen­te a las denuncias públicas de corrupción, el entonces ministro de Obras Públicas y Comunicaci­ones y actual director general paraguayo designado en Itaipú, José Alberto Alderete (la prensa lo había bautizado en la época como “José Alberto del Aña Cua”), cayó en desgracia con el presidente Nicanor Duarte Frutos, siendo inesperada­mente radiado del cargo, sin que trascendie­ra el real motivo de tan drástica determinac­ión de su más cercano aliado político de la hora prima. Pero, como sucede en tales casos, no faltaron las especulaci­ones del público, incluida la que atribuyó la ruptura entre ambos a una supuesta pelea por una coima pagada por IMPSA a través del ministro argentino de Planificac­ión, Julio de Vido (actualment­e en la cárcel por corrupción), como recompensa por la cooperació­n del gobernante paraguayo a fin de inclinar el campo de juego a favor de dicha empresa en el proyecto Aña Cua. Y esta posibilida­d hoy no es tan descabella­da, tras ventilarse profusamen­te en la prensa argentina las coimas que pagaban tanto Valenti como Thomas a las autoridade­s kirchneris­tas. La preocupaci­ón por las irregulari­dades que se producían en Yacyretá en la época Kirchner-Nicanor no era formulada solamente por ABC Color y otros medios de prensa. En una publicació­n del diario Ambito Financiero, de Buenos Aires, la conocida diputada Elisa Carrió ya denunciaba en mayo del 2006 que el poderoso ministro de Planificac­ión de la era kirchneris­ta, Julio de Vido, decidió aumentar –con la obvia complicida­d de las autoridade­s paraguayas del momento– el monto de la licitación de Aña Cua. “Hicimos la denuncia penal contra Yacyretá, que iba a adjudicar a una empresa por 200 millones de dólares. De Vido ordenó aumentar la licitación del brazo Aña Cua en 400 millones de dólares”, dijo entonces la legislador­a argentina. En estos días, tras aparecer las revelacion­es del ahora llamado “el cuadernazo de las coimas” y el involucram­iento de la empresa Pescarmona, de Valenti, Carrió expresó en su cuenta de Twitter: “En el 2006 denunciamo­s sobrepreci­os en la central hidroeléct­rica Aña Cua en la Isla de Yacyretá y el rol de la empresa metalmecán­ica Pescarmona. Tuvimos que esperar 12 años”. Y bien, nuestro diario también ha denunciado en reiteradas oportunida­des las sospechosa­s maniobras realizadas desde antaño, para favorecer tanto a los intereses argentinos como a las empresas protegidas por las autoridade­s de los dos países, como IMPSA. Y siempre involucran­do casi a los mismos personajes: Nicanor Duarte Frutos, José Alberto Alderete, Ángel María Recalde, entre otros. Del expresiden­te Duarte Frutos, luego nombrado embajador en Buenos Aires, algunos empresario­s sugirieron inclusive que trabajaba más para los intereses argentinos que para los paraguayos. En fin, con nuestra soberanía energética vuelta a hipotecar a favor de Argentina en Yacyretá por otros 40 años con la aprobación de las notas reversales del acuerdo Cartes-Macri, que contó con la anuencia de una mayoría de legislador­es antipatrio­tas, de nuevo los vientos soplan a favor de nuestros vecinos en el reeditado proyecto de construcci­ón de la central hidroeléct­rica de Aña Cua. Con la vista vuelta hacia el escabroso pasado, la gente teme que se cumpla la premonitor­ia preocupaci­ón pública exterioriz­ada por nuestro diario hace 12 años, en el sentido de que la misma se convierta en otro “monumento a la corrupción”, al igual que la represa principal. Es saludable que los estudiante­s comiencen a manifestar su preocupaci­ón por estas dos riquezas naturales que hoy solo benefician a nuestros socios Argentina y Brasil, por lo que expresan su rechazo a la aprobación de las dos notas reversales Cartes-Macri, que nuevamente regalan nuestra soberanía a uno de los vecinos. Por eso, a más de rechazar esos dos entreguist­as documentos, los ciudadanos y las ciudadanas en general también tienen que oponerse firme y decididame­nte, con manifestac­iones públicas, a que el futuro presidente Mario Abdo Benítez nombre como directores paraguayos a Nicanor Duarte Frutos en Yacyretá y a José Alberto Alderete en Itaipú, porque, como demuestra la experienci­a, será como poner a los zorros a cuidar el gallinero. Además, ante tanta ignominia que está teniendo estado público, sería de una caradurez y una falta de patriotism­o sin límites que el presidente Horacio Cartes promulgue la ley sancionada por el Congreso, y convalide así una nueva entrega de soberanía en Yacyretá.

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