Ciudadanos valientes
La causa fiscal abierta al senador Óscar González Daher (colorado cartista) por el escándalo de los audios que revelaron el tráfico de influencias para manipular procesos judiciales siendo el legislador nada más que el presidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), duerme en los estrados judiciales desde hace diez meses.
La indignación ciudadana por el “escándalo de los audios” hizo que la Cámara de Senadores le despojara de su investidura al cuestionado senador.
La lista sábana permitió que el impresentable político colorado lograra una banca en la Cámara de Senadores por el periodo 2018-2023. Ahí está, aferrado a los fueros parlamentarios que lo blindan del efecto de las leyes en caso de cualquier denuncia judicial, cuyos actores timoratos son incapaces de realizar una investigación seria.
Por de pronto, el entonces agente de la Unidad Especializada en Delitos Económicos y Anticorrupción Martín Cabrera pidió a la Cámara de Apelaciones que se extienda el plazo de la investigación del caso de los audios filtrados. Solicitó seis meses de prórroga, que vencerá en diciembre de este año.
Tanta obsecuencia e impunidad despertó nuevamente el repudio de la ciudadanía. Hartos de ver cómo los políticos corruptos roban al pueblo paraguayo, los indignados y valientes decidieron salir a las calles y escrachar a los ladrones confesos (y los no) que no se sonrojan ante nada.
El primero en irse gracias a la presión ciudadana fue el exdiputado José “María” Ibáñez. Sus pares lo favorecieron con el perdón, pero el pueblo no, tuvo que renunciar e irse.
Ahora, los indignados autoconvocados van por OGD, que no se cansa de llamar por “amistad” a jueces y fiscales para manipular la justicia a su antojo. No contento con el tráfico de influencias, como todo un cobarde hace un telefonazo a barrabravas para amedrentar a manifestantes.
“Escrache hasta que renuncie” es la consigna de valientes ciudadanos a quienes no lograron amedrentar ni los “Peluquín Boys” ni los hurreros planilleros pagados con el dinero del pueblo (nosotros) que andan en taxi para repartir golpes.