ABC Color

La sombra de China

- Viviana Benítez Yambay viviana@abc.com.py

“A los chinos no se les ve... pero están en todas partes”, incluso en Paraguay. Aunque este no mantenga –por el momento– relaciones diplomátic­as oficiales con la República Popular de China (RPC), el nuevo gobierno que asume esta semana le ha hecho un guiño de antemano y que podría culminar con una alianza histórica, no solo comercial, sino también política.

Seamos honestos. Tanto Taiwán como China continenta­l recurren a su poderío económico, a través de distintos formas de cooperació­n, para sostener los lazos diplomátic­os con los países no solo de América Latina, también de África. El primero para mantener relaciones de amistad ganadas desde hace décadas y contar con el respaldo político global para una eventual proclama de independen­cia. El segundo para recuperar o sumar países en su afán por regresar bajo su dominio a la isla “rebelde”.

Cada vez que un nuevo gobierno se prepara para asumir en Paraguay la sombra de China reaparece e inquieta a la democrátic­a República de China (Taiwán), que lleva seis décadas de relaciones diplomátic­as con Asunción.

La señal más clara de un posible mayor acercamien­to oficial entre ambos países la dio el canciller paraguayo Luis Castiglion­i, del oficialist­a Partido Colorado, quien había anunciado antes de asumir la cartera que planea establecer vínculos comerciale­s directos con China continenta­l a través de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), aunque sin romper relaciones con Taipéi.

Además, que el propio Abdo Benítez, durante su visita al presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, respondió que el “Mercosur debería de avanzar hacia una exploració­n de libre comercio con China”.

Uruguay, miembro del bloque junto a Paraguay, Argentina y Brasil, lidera las acciones para un mayor acercamien­to a China continenta­l.

Estos gestos hacia Pekín generaron una alerta en la Embajada taiwanesa en Asunción que apura la concreción de obras, alianzas para la transferen­cia de conocimien­tos y la inclusión de más aranceles cero para la exportació­n paraguaya hacia la isla de Formosa con la idea de mantener de su lado a su único aliado diplomátic­o en Sudamérica.

Otro indicador de la presencia de los chinos –casi impercepti­ble– en tierra guaraní es el alto interés de las empresas chinas en la construcci­ón de una segunda represa que compartirá­n Paraguay y Argentina, denominada Aña Cua (cueva del diablo, en guaraní).

Las constructo­ras chinas China Internacio­nal Water & Corp, Harbin Electric Machinery Limited, Power China y China Gezhouba se han asociado con sus pares paraguayas y argentinas para competir en el llamado a licitación internacio­nal. Gezhouba es la poderosa empresa que participó de la construcci­ón de la presa generadora de energía “Tres Gargantas”.

Además, en la última década grandes centros comerciale­s pertenecen a capitales chinos, en consorcio con paraguayos. La mayoría se asentó en Ciudad del Este, localidad ubicada en la zona conocida como Triple Frontera, donde convergen los límites de Paraguay, Argentina y Brasil.

Un hecho no menor es que el gobierno paraguayo, miembro de la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (CELAC), mantiene contactos con el gigante asiático a través del Foro Celac-China creado precisamen­te para favorecer los intercambi­os y el diálogo político de la región con el gigante asiático.

El “Imperio Celeste” extiende su influencia comercial con millonaria­s inversione­s en la región, especialme­nte en Brasil y Argentina, y no tardará en dejar su impronta en el país sudamerica­no de unos 7 millones de habitantes, aunque el gobierno de Xi Jinping niegue la existencia de una agenda oculta para arrebatar aliados latinoamer­icanos a Taiwán.

Su desembarco en Acepar también podría marcar el principio del avance chino.

El exconsejer­o de Seguridad Nacional taiwanés, Su Chi, teniendo como fuente a un alto cargo de China continenta­l, aseguró en recientes declaracio­nes que Pekín dialoga con todos los aliados de Taipéi, incluido Paraguay.

En la última década, Taipéi fue perdiendo sus embajadas en Costa Rica, Panamá, República Dominicana y El Salvador.

Mientras tanto, las exportacio­nes latinoamer­icanas a China son las que más crecieron el año pasado, según el último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El esquema utilizado por el gobierno chino para consolidar su expansión: multimillo­narias inversione­s –de ser posible– en países en desarrollo, con necesidade­s de infraestru­ctura.

Algo ya aplicado en África, y ahora se replica en Latinoamér­ica.

Los periodista­s españoles Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araújo, autores de la visionaria obra investigat­iva “La silenciosa conquista China” afirman en sus páginas que “ser el banquero del mundo sirve al gigante asiático para apuntalar su diplomacia e influencia internacio­nales”, aunque “a los chinos no se les ve... pero están en todas partes”, según aseveran los autores en sus líneas.

El especial interés de China por los países donde abundan las materias primas –minerales y alimentos– es porque precisa crecer por encima de un 6% anual para mantener su posición de potencia en la economía mundial.

Paraguay reúne los requisitos: hay todo por hacer.

De este pequeño país sudamerica­no el mundo sabe poco y nada, aunque alberga la mayor productora de energía limpia del planeta, la hidroeléct­rica Itaipú compartida con Brasil; y la represa Binacional Yacyretá administra­da en conjunto con Argentina.

Es, además, poseedora de una de las tierras más fértiles de la región junto a sus vecinos brasileños y argentinos. Se ubica entre los primeros cinco exportador­es mundiales de soja y entre los diez primeros países productore­s de carne vacuna del planeta, y su moneda –el guaraní– es una de las más estables del mundo.

Todo esto lo convierte, pese a su relativa pequeñez económica, en una plaza apetecible. Con el valor agregado de una victoria política en su “guerra” por anexar de nuevo a Taiwán.

El déficit comercial para el Paraguay será exorbitant­e, sin duda. La capacidad china de producción industrial supera por lejos a la paraguaya, cuyo mercado ya resiente la invasión de productos Made in China que llegan a la Triple Frontera y enclaves comerciale­s de sus límites.

En cambio se beneficiar­ía de obras de infraestru­ctura: carreteras, trenes eléctricos, edificios corporativ­os estatales... y hasta de algún nuevo estadio de fútbol. Esta junto a los puertos son sus preferidos.

La “conquista” China parece cercana. Aunque en esa eventual alianza, el gran ganador será Pekín no solo en el plano económico, sino también por lo que en verdad interesa al gobierno de Xi Jinping: consolidar su hegemonía política en el Sur.

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