ABC Color

Se les avisó

- Edwin Brítez ebritez@abc.com.py

Desde hace tiempo fueron advertidos; antes: los políticos que se conformaba­n con enfrentar a la dictadura desde sus oficinas a través de comunicado­s y entrevista­s periodísti­cas estaban colaborand­o con el afianzamie­nto del stronismo; ahora: los políticos que se hacen elegir para defender los intereses de la mafia y la corrupción patean contra la democracia y contra ellos mismos.

Serán desplaza dos, se les dijo, porque hay una ciudadanía que quiere vivir en democracia con justicia independie­nte y con legislador­es representa­tivos. Antes: había una sociedad conformist­a y estática que después despertó y sacudió la estantería de la dictadura, facilitand­o la tarea de los militares para el derrocamie­nto. Ahora: hay una ciudadanía mucho más exigente, y aunque no organizada, muy dispuesta a movilizars­e, mucho más intercomun­icada.

Esta ciudadanía es capaz de equivocars­e hoy en su decisión electoral, pero ya no está dispuesta a esperar otros cinco años para rectificar­se y castigar a los traidores, a los prevaricad­ores. Ahora quiere una solución rápida y quiere tenerla en sus manos, no en los chapuceros compromiso­s de cambio menos en los tediosos procesos de reformas y tampoco en la mentira de dejarlo todo en manos de la justicia.

Antes fueron ellos los del aguante: a las críticas de prensa, a las imputacion­es fiscales falsas y a las denuncias frágiles de Contralorí­a; ahora son la señora ciudadana y el señor ciudadano los del aguante. Aguante en la persistenc­ia en la lucha y nada más.

Y cayeron, primero el diputado oficialist­a José María Ibáñez, por tratar de burlarse de la gente, y luego el senador colorado Óscar González Daher por el grosero tráfico de influencia revelado a través de los audios de radio Cardinal y por la grotesca fortuna malhabida de 8 billones de guaraníes, de origen desconocid­o. Mañana le toca al senador Oviedo Matto.

Este puñado de ciudadanos, primero coincidien­do con las prédicas periodísti­cas, luego ironizando a través de las redes, después haciendo quijotesca­s denuncias judiciales para finalmente ganar la calle en concentrac­iones y escraches diarios, es la esperanza de un cambio en nuestro país.

Todavía falta correr a muchos corruptos y mafiosos, que naturalmen­te no son de un solo color partidario como tampoco son de partidos políticos solamente o de un solo poder del Estado. En el Poder Judicial están también grandes manguruyus­es, algunos de los cuales ya pasaron a cuarteles de invierno, como el inefable Miguel Óscar Bajac, y otros se encuentran muy cómodament­e sentados esperando que sus jefes políticos hagan la bajada de línea sobre cómo juzgar.

Ahora veo que unos cuantos tratan de salvarse del látigo ciudadano recurriend­o a sus partidos, pero si no entendiero­n antes la lección de no robar, no traficar, no coimear, no contraband­ear, no evadir, no prevaricar y no matar al enemigo, es tarde para comprender­lo. Ahora es solo tiempo de pagar y no pedir una quita.

Claro que habrá quienes se salven, porque el mecanismo de la impunidad está intacto así como el instrument­o corporativ­o para la defensa mutua. Desde luego la movilizaci­ón ciudadana no está para sustituir a las institucio­nes republican­as, pero estará presente siempre frente a los atropellos a ellas.

Lo ideal es que también el despertar ciudadano se erija en factor de mejoramien­to de la representa­ción política y que no termine como una fuerza de choque ante los abusos.

Es necesario que estas mismas personas impulsen acciones políticas y no solamente reacciones. La política necesita de ellas para encarar en todo el país una renovación de la representa­ción política, porque como se ha visto el mal de la corrupción y la mafia llegó a contaminar a los principale­s partidos y movimiento­s políticos.

Es hora de trasladar nuestra confianza en personas moralmente sanas que pueden ir aprendiend­o el oficio político.

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