Relación con China sube deudas y crea inquietud
La deuda de los socios de China por los préstamos para construir la infraestructura de las “Rutas de la seda” aumenta de forma notable, hasta el punto de que genera indignación en algunos gobiernos y preocupación en el FMI.
PEKÍN (AFP). El presidente chino, Xi Jinping, impulsó en el verano de 2013 su ambicioso proyecto de las “Rutas de la seda”, con el que pretende construir puertos, carreteras y conexiones ferroviarias en Asia, África y Europa, a cambio de inversiones y préstamos de decenas de miles de millones de dólares.
Cinco años más tarde, estas “nuevas Rutas de la seda” son cada vez más criticadas y generan una mayor inquietud.
El primer ministro paquistaní, por ejemplo, pidió “transparencia” a los opacos contratos con China, en los que se exige el uso de materiales y mano de obra china y las condiciones de reembolso de los préstamos son muy exigentes.
Pakistán, que participa en la construcción de un gigantesco proyecto de conexión entre China y el puerto de Gwadar, está al borde de la quiebra financiera.
Los detractores acusan a China de utilizar su poder económico para extender la influencia del gigante asiático en el mundo, sin una contraprestación equitativa para el país anfitrión.
Aunque en teoría unos 70 países participan en este proyecto,
las instituciones chinas financian en realidad la mayoría de las infraestructuras.
China invirtió en los últimos cinco años más de 60.000 millones de dólares, y el valor de los proyectos acordados por empresas chinas supera los 500.000 millones, según Pekín.
No obstante, estas inversiones y préstamos multimillonarios pueden resultar contraproducentes para aquellos países con una situación financiera delicada.
Por ejemplo, la deuda pública de Yibuti se incrementó del 50% al 85% en solo dos años.
Malasia anuló recientemente tres proyectos de infraestructuras acordados con el gigante asiático, como una línea ferroviaria valorada en 20.000 millones de dólares, pues no podría continuar financiando su deuda de 250.000 millones de dólares. “No podríamos devolver el dinero”, declaró el primer ministro malasio, Mahathir Mohamad.
De hecho, el gobierno de Sri Lanka no pudo devolver un préstamo de 1.400 millones de dólares a Pekín. Tras haber pedido prestado este dinero para reformar un puerto, las autoridades de esta isla se vieron obligadas a finales de 2017 a ceder la explotación de esta infraestructura a China durante 99 años.
Los proyectos de las “Rutas de la seda” aumentaron “de forma significativa” el riesgo de impago de ocho países muy endeudados: Mongolia, Laos, Maldivas, Montenegro, Pakistán, Yibuti, Tayikistán y Kirguistán.
La influencia de China es tan fuerte que en varios casos logra el control de las infraestructuras a través de concesiones por décadas.
Las “Rutas de la seda” son sobre todo un mecanismo de influencia en el mundo, que el año pasado fue incorporado en los Estatutos del Partido Comunista de China.