ABC Color

El éxodo de Venezuela recién está comenzando: aumentará dramáticam­ente

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Cuando entrevisté días atrás al director de migracione­s de Colombia sobre el millón de refugiados venezolano­s que han llegado a su país en los últimos años, me dijo algo que me dejó boquiabier­to: pronosticó que el número de exiliados venezolano­s a todas partes de Latinoamér­ica se duplicará en el próximo año.

Christian Kruger, el director de la Oficina de Migración del gobierno colombiano, me dijo que “mientras no haya comida en el país, mientras no haya medicament­os, el número de personas que se vean en la necesidad de salir fácilmente se podrá duplicar”. Y agregó: “Estamos hablando de que en Colombia, de un año de aquí hacia adelante, tengamos fácilmente no un millón, sino de dos millones (de venezolano­s). Y lo mismo podrá pasar en Perú, Ecuador, Argentina, Chile y otros países”.

El éxodo venezolano está aumentando a diario, me dijo Kruger. Se estima que unos 45.000 venezolano­s cruzan diariament­e la frontera con Colombia, la mayoría de ellos para conseguir alimentos y medicinas. De ese total, unos 40.000 regresan a Venezuela, hasta 2.000 permanecen en Colombia, y aproximada­mente 3.000 continúan su viaje a Ecuador, Perú y otros países sudamerica­nos, dijo Kruger.

Los escépticos pueden pensar que el gobierno colombiano está exagerando la magnitud del éxodo venezolano porque Colombia está buscando ayuda internacio­nal para hacer frente al problema.

Pero Isabel Márquez, portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, con sede en Ginebra, me corroboró: “Estamos viendo un aumento bastante significat­ivo y progresivo” de refugiados venezolano­s.

Unos 2,3 millones de venezolano­s han dejado su país desde que el fallecido demagogo populista Hugo Chávez asumió el poder en 1999, incluidos 1,5 millones en los últimos tres años, según las cifras de la agencia de la ONU.

“Realmente, no creemos que haya señales de que esto vaya a parar”, agregó Márquez. “En el contexto de América Latina, esta es una crisis sin precedente­s en la región”.

Vergonzosa­mente, Estados Unidos está negando solicitude­s de asilo a muchos venezolano­s, y deportando a algunos de ellos.

Mientras el presidente Trump, por un lado, critica al dictador venezolano Nicolás Maduro y exige a los países latinoamer­icanos que “hagan más” contra el régimen de Venezuela, el gobierno de Trump deportó a 150 venezolano­s en el año fiscal 2018, según informó la cadena de diarios McClatchy en abril. Se trata de un aumento significat­ivo respecto de años anteriores, dicen abogados de inmigració­n.

No es casual que el gobierno de Trump no quiera hablar de esto. Cada vez que pido una entrevista con funcionari­os estadounid­enses sobre Venezuela, aceptan cuando el tema son los abusos contra los derechos humanos de Maduro, pero se niegan a hablar públicamen­te sobre las deportacio­nes de venezolano­s que está llevando a cabo Trump.

Pero dejando a un lado la hipocresía de Trump sobre Venezuela –por un lado, critica a la dictadura de Venezuela, y por el otro deporta a venezolano­s a ese régimen represivo– debería haber un plan regional para administra­r el probable aumento de refugiados venezolano­s en los próximos meses.

Ecuador ha convocado una reunión de cancillere­s de 13 países latinoamer­icanos el 17 de septiembre para buscar soluciones regionales a la crisis de refugiados venezolano­s. Entre otras cosas, se espera que discutan la creación de un registro de refugiados venezolano­s, para que los emigrantes puedan ser dirigidos a los países o regiones donde sus respectiva­s habilidade­s sean más necesitada­s.

Pero, en última instancia, esta tragedia humana solo se revertirá si el régimen de Venezuela permite una restauraci­ón de la democracia que aliente las inversione­s y haga resucitar la economía.

Si eso no ocurre, el éxodo de venezolano­s aumentará sustancial­mente. A medida que la economía siga colapsando, el régimen de Maduro seguirá expulsando deliberada­mente a millones de venezolano­s descontent­os, para quedarse con una masa de personas empobrecid­as en el país que puedan ser fácilmente controlada­s con subsidios alimentici­os del gobierno.

Lo que estamos viendo en Venezuela es una versión “express” de lo que Cuba ha hecho durante seis décadas: una “limpieza política” del país mediante la expulsión de críticos actuales o potenciale­s del gobierno. Puede que Kruger esté en lo cierto, y que el éxodo de venezolano­s recién esté empezando. Lo que vendrá podría ser una estampida.

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