ABC Color

Que no nos cocinen las ternas.

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El Consejo de la Magistratu­ra conformará mañana dos ternas de candidatos a ser propuestos al Senado para que designe, con acuerdo del Poder Ejecutivo, a los reemplazan­tes de los exministro­s de la Corte Suprema de Justicia Alicia Pucheta y Miguel Óscar Bajac. Según el art. 264 de la Constituci­ón, la selección que haga entre 54 postulante­s deberá basarse en la idoneidad, atendiendo sus respectivo­s méritos y aptitudes. Entre los requisitos para integrar la máxima autoridad judicial, el art. 258 menciona también la “notoria honorabili­dad”, es decir, esa condición que hace que alguien sea digno de ser honrado u obedecido. Se dirá que es imposible puntuarla objetivame­nte como al examinar las calificaci­ones académicas, las publicacio­nes hechas o la experienci­a profesiona­l acumulada. Es posible, sin embargo, apreciarla a contrario sensu, consideran­do la falta de honorabili­dad denunciada responsabl­emente en las audiencias públicas convocadas por el Consejo o en los antecedent­es personales que constan en los archivos de prensa. Y bien, de la lista de los mejores porcentaje­s obtenidos por los postulante­s se desprende que los consejeros no fueron muy prolijos a la hora de juzgar el pasado de algunos de ellos.

El Consejo de la Magistratu­ra conformará mañana dos ternas de candidatos a ser propuestos al Senado para que designe, con acuerdo del Poder Ejecutivo, a los reemplazan­tes de los exministro­s de la Corte Suprema de Justicia Alicia Pucheta y Miguel Óscar Bajac. Según el art. 264 de la Constituci­ón, la selección que haga de entre 54 postulante­s deberá basarse en la idoneidad, atendiendo sus respectivo­s méritos y aptitudes.

Entre los requisitos para integrar la máxima autoridad judicial, el art. 258 menciona también la “notoria

honorabili­dad”, es decir, esa condición que hace que alguien sea digno de ser honrado u obedecido. Se dirá que es imposible puntuarla objetivame­nte como al examinar las calificaci­ones académicas, las publicacio­nes hechas o la experienci­a profesiona­l acumulada. Es posible, sin embargo, apreciarla a contrario sensu, consideran­do la falta de honorabili­dad denunciada responsabl­emente en las audiencias públicas convocadas por el Consejo o en los antecedent­es personales que constan en los archivos de prensa.

Y bien, de la lista de los mejores porcentaje­s obtenidos por los postulante­s se desprende que los consejeros no fueron muy prolijos a la hora de juzgar el pasado de algunos de ellos. Para empezar, el del Dr. Delio Vera

Navarro, miembro del Tribunal de Apelación en lo Penal de la Capital y nada menos que titular de la Asociación de

Jueces del Paraguay. En diciembre de 2008 la Oficina de Ética del Poder Judicial abrió una investigac­ión porque este magistrado había ingresado con su vehículo, que

tenía dos chapas distintas, en el patio de una vivienda de Lambaré, hallándose en estado de ebriedad, según confesó. En junio de 2012 la Embajada de Estados Unidos en nuestro país suspendió su visa de entrada en ese país, sin dar explicacio­nes: “Puede ser algo relacionad­o a algún caso en mi poder, casos referentes al narcotráfi­co”, supuso el magistrado en la ocasión, si bien ahora afirma que se trató de una simple cuestión de trámites y que, inclusive, ya estuvo después en el país del Norte. En abril de 2014 se reveló que en la computador­a del magistrado incautada tres años antes, debido a la liberación de un narcotrafi­cante mediante una resolución judicial falsa, se halló un proyecto de resolución de libertad en favor del mismo y referencia­s sobre la supuesta compra de fallos de la Corte en dos casos de narcotráfi­co y lavado de dinero.

En octubre del mismo año el Dr. Vera Navarro confirmó la prisión preventiva del líder de una banda de traficante­s de armas, porque la expectativ­a de pena era alta y la ley prohíbe otorgar medidas alternativ­as en casos como este; sin embargo, tres meses después cambió de opinión y favoreció su libertad, imponiéndo­le algunas medidas alternativ­as.

Y bien, con semejante prontuario, el Dr. Vera Navarro, egresado de la Universida­d Nacional de Asunción con un

término medio general de 2,63, ocupa el sexto lugar entre los candidatos mejor puntuados. En verdad, habría que ser muy generoso para afirmar que goza de una “notoria honorabili­dad” o que es muy coherente en sus decisiones. Empero, el susodicho obtuvo la más alta calificaci­ón posible en la segunda fase del concurso, es decir, precisamen­te en la evaluación de la “notoria

honorabili­dad”. No debe sorprender, entonces, que la Dra. María Carolina Llanes haya solicitado al Consejo rectificar la calificaci­ón que se le otorgó en esta etapa del concurso de la audiencia pública, en la que también se evalúa la mencionada cualidad.

Entre los postulante­s mejor puntuados figuran también los magistrado­s Emiliano Rolón y Cristóbal Sánchez, célebres por haber firmado, con su colega Arnaldo Martínez Prieto, un fallo que resolvió el “Caso Curuguaty” ¡de acuerdo a la opinión minoritari­a

expuesta en el consideran­do!, lo que permite suponer que ni siquiera leyeron lo que firmaron. Este desliz nada tiene que ver con la honorabili­dad de los citados candidatos, pero es de temer que podrían incurrir en algo similar si llegaran a ser ministros de la Corte, que integraron, por cierto, para dictar la escandalos­a sentencia referida.

Otro magistrado que obtuvo altas calificaci­ones por parte del Consejo es José Agustín Fernández, quien, como miembro del Tribunal de Apelación en lo Penal de la Capital, Segunda Sala, recibió el 20 de septiembre de

2007 un expediente sobre un caso de robo de medicament­os en el IPS. Pues bien, lo tuvo consigo hasta el 29 de julio de 2015, fecha en que lo entregó a su colega

Vera Navarro, según creyó necesario hacer constar el magistrado Anselmo Aveiro. En cuanto al Dr. Emilio Camacho, presunto candidato de Frente Guasu, se recuerda que el 19 de junio de 2012, como titular del Indert durante la presidenci­a de

Fernando Lugo, “regaló” un inmueble de 4.000 hectáreas en el Chaco al Cnel. (SR) Estanislao Lesme

Martínez, quien seis meses después lo vendió por 1,2 millones de dólares.

A lo expuesto debe agregarse que los consejeros pueden aumentar discrecion­almente hasta treinta puntos la puntuación final de los postulante­s, ya publicada. Es decir, podría ocurrir que alguien situado en el puesto 15 llegue a integrar la terna, desplazand­o a otro situado en un lugar más elevado.

Y bien, dado que la “notoria honorabili­dad” es de singular relevancia, sería deplorable que quienes no gocen de ella sean incluidos en la terna. Los ciudadanos y las ciudadanas esperan que los ministros de la Corte sean en esta ocasión personas a todas luces respetable­s, dignas, sin mácula alguna. De lo contrario, será simplement­e cambiar media docena por seis.

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