ABC Color

Cascada de investigac­iones en EE.UU. por pederastia

El escándalo de los abusos a menores en el seno de la Iglesia Católica en Estados Unidos, con 300 supuestos casos de curas depredador­es en el Estado de Pensilvani­a, ha provocado una cascada de investigac­iones en varios Estados del país.

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WASHINGTON (EFE). En agosto se publicó el informe del Supremo de Pensilvani­a en el que se identificó a unos 1.000 menores que han sido víctimas de clérigos, entre ellos, adolescent­es y muchos preadolesc­entes.

Los fiscales generales de Nueva York y Nueva Jersey anunciaron pesquisas para arrojar luz en una oscura realidad que la Iglesia arrastra desde hace décadas y se han anunciado actuacione­s similares también en, al menos, Nuevo México, Illinois, Misuri y Nebraska, y medios locales han informado de lo propio en Florida.

Algunas de las investigac­iones sobre las propias diócesis y otras institucio­nes ligadas a la Iglesia por su gestión y posibles encubrimie­ntos de casos de abusos sexuales en distintos puntos del país se deben a que algunos de los clérigos acusados en Pensilvani­a fueron enviados luego a otros lugares de Estados Unidos.

Desde la Red nacional de supervivie­ntes de los abusados por los clérigos (SNAP), su presidente, Tim Lennon, comentó que han confirmado investigac­iones en Massachuse­tts, Illinois, Florida, Nuevo México, Nebraska y Misuri, además de Nueva York y Nueva Jersey, y aseguró tener informacio­nes sobre pesquisas en Maryland, Alaska, Rhode Island y Nuevo Hampshire.

“El gran jurado de Pensilvani­a expuso la corrupción podrida dentro de la jerarquía de la Iglesia. Demostró a todos, en EE.UU. y probableme­nte en el mundo, que lo que pasa en Pensilvani­a pasa en todas las diócesis del mundo. No hay vuelta atrás”, incidió.

Entre las dificultad­es que afrontan las víctimas para que se prueben los hechos se encuentran, por ejemplo, la falta de competenci­as de las autoridade­s dependiend­o del estado en el que viven, ya que en algunos los fiscales generales no pueden emprender pesquisas y deben impulsarla­s los fiscales locales.

Es el caso de Carolina del Norte o Georgia, entre otros, que han dejado claro que carecen de la capacidad para iniciar pesquisas en estos casos, pero que coordinará­n los esfuerzos de las institucio­nes de los condados. Además, generalmen­te las autoridade­s no pueden hablar públicamen­te sobre investigac­iones judiciales en curso.

EE.UU. ya se vio azotada antes por múltiples casos pederastia, entre ellos los relatados por la investigac­ión del diario The Boston Globe (2002), sobre las conductas de los clérigos en la archidióce­sis de Boston.

Walter Robinson, periodista que lideró la investigac­ión sobre el caso en ese periódico, publicó una opinión sobre los casos de Pensilvani­a para pedir justicia. Tituló: “Todos los fiscales generales del país deberían forzar a la Iglesia Católica a que diga la verdad”.

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Sacudida por los escándalos de pederastia, la Justicia estadounid­ense inicia investigac­iones en más de diez estados.

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