ABC Color

Los Alí Babá sudamerica­nos

- Ilde Silvero ilde@abc.com.py

En el famoso cuento árabe, Alí Babá es un humilde campesino que descubre por casualidad la cueva del tesoro de una banda de 40 ladrones, a quienes él también roba. En la sociedad contemporá­nea, son los propios jefes de Estado los que se apropian ilegalment­e de los bienes del pueblo.

Solo en estos últimos diez años, las naciones sudamerica­nas sufrieron los más grandes robos de parte de sus propias autoridade­s y con razón podemos hablar de la década del latrocinio gubernamen­tal en gran escala.

El locuaz y populista Rafael Correa, aparte de proclamars­e gran patriota y líder de la izquierda del continente, se robó centenares de millones de dólares de los fondos públicos y ahora está escondido como rata en Bélgica, huyendo de la justicia de Ecuador, aunque su exvicepres­idente sí está preso.

El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, se vio obligado el año pasado a presentar su renuncia, acosado por las denuncias de la oposición e investigac­iones de la justicia de graves hechos de corrupción, por los sobornos y negociados con la empresa brasileña Odebrech.

La misma poderosa constructo­ra desató huracanes de denuncias por sobornos a las más altas autoridade­s del Brasil y la justicia procedió a meter en la cárcel nada menos que al expresiden­te y popular líder político Lula Da Silva, a algunos de sus ministros y líderes del Congreso.

La Argentina también formó parte del carnaval de robos de fondos estatales durante los 12 años del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. Los jueces federales ya metieron en la cárcel a los más altos miembros del gobierno kirchneris­ta y sobre la expresiden­ta pesa la acusación de que ella fue la jefa de la mafia de ladrones desde los cargos públicos.

Sobre la pobre y castigada Venezuela, no hay misterios que revelar. Tanto Chávez como Maduro se encargaron de vaciar las arcas del Estado, volverse multimillo­narios y llevar al pueblo a una situación de pobreza y hambruna generaliza­da, tanto que millones de venezolano­s tuvieron que huir del país.

¿Y por casa cómo andamos? Para consuelo de tontos, no hemos llegado a los citados niveles de corrupción, posiblemen­te porque nuestro país es muy chico y pobre, razones por las cuales los montos de los robos al Estado son mucho menores. Ahora empiezan a descubrirs­e casos de corrupción durante la administra­ción Cartes, pero los responsabl­es son diferentes exfunciona­rios, pero no hay denuncias concretas en la justicia de grandes negociados y sobornos contra el ex jefe de Estado.

Es plausible que la ciudadanía de nuestros pueblos haya reaccionad­o con fuerza contra sus autoridade­s corruptas y que los hayan desalojado del poder. Es tiempo de que las autoridade­s de cada país dejen de ser gavillas de ladrones y que asuman el poder personas honestas, patriotas y capaces. Uruguay y Chile nos están señalando el camino correcto. Ojalá, localmente, Mario Abdo y su equipo no imiten a Alí Babá y los 40 ladrones sino, en lo posible, tengan de ejemplo al mundialmen­te valorado líder uruguayo José “Pepe” Mujica.

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