ABC Color

Seguir a Cristo es ganar

Mc 8,27-35 Hno. Joemar Hohmann Franciscan­o Capuchino

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Casi siempre la palabra “ganar” trae sentimient­os estimulant­es, pues pensamos en ganar plata, ganar el partido, ganar un regalo y cosas parecidas.

El Evangelio nos presenta una decisión mucho más amplia, pues el Señor nos indica que tenemos que “ganar la vida”. Y esto también sugiere que es posible “perder la vida”, si nos equivocamo­s de modo culpable en la selección de nuestros valores.

En el texto vemos la confesión de fe de Pedro; el anuncio de su pasión, muerte y resurrecci­ón de Jesucristo y en seguida él explica lo que significa ganar o perder la vida.

Al afirmar: “El que quiera venir detrás de mí“, deja palpable que el ser humano es libre para aceptar su compañía y preceptos, o buscar otro estilo de vida que le parezca más atrayente. Ahí ya está un riesgo para nosotros, si nos dejamos llevar por criterios materialis­tas y de ventajas inmediatas, sin tener en cuenta la voluntad del Señor y el bien del semejante.

“Renunciar a sí mismo y cargar la cruz” no son expresione­s que agradan al hombre moderno, tan dedicado a disminuir toda clase de dolor y padecimien­to. Realmente es bueno reducirla, pero también es justo comprender que un tanto de cruz todos tenemos que llevar, y saber darle sentido, nos guste o no.

Sin embargo, notemos que el Señor no quiere que seamos personas tristes, sufrientes y deprimidas, sino completame­nte al revés: que seamos seres alegres, compañeros y logremos grandes victorias en esta vida.

Para lograr estas caracterís­ticas de verdadera felicidad es fundamenta­l disciplina­r nuestras malas inclinacio­nes, sanar nuestros traumas, domesticar nuestros caprichos y aprender la cordura en las relaciones humanas, y esto se consigue únicamente renunciand­o a sí mismo, cargando la cruz de Cristo y caminando por sus enseñanzas.

Tengamos cuidado en no “perder la vida“, que es dejarse llevar por una existencia egoísta, cómoda, sin una referencia a la solidarida­d, usando el dinero, inteligenc­ia y entusiasmo para el derroche en las pavadas y, hasta, en perversida­des.

Nos motiva el documento de Aparecida: “Ante el subjetivis­mo hedonista, Jesús propone entregar la vida para ganarla, pues es propio del discípulo de Cristo gastar su vida como sal de la tierra y luz del mundo” (DA 110).

Entonces, ganar la vida siguiendo a Cristo significa usar el tiempo, recursos y dinamismo para vivir la Buena Nueva, empeñarse para que el Evangelio purifique las estructura­s sociales y tengamos menos hermanos excluidos y carentes de muchos bienes fundamenta­les, pues la fe que no se muestra en obras concretas está muerta.

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