ABC Color

Jugando con fuego

- Mabel Rehnfeldt mabel@abc.com.py

Pensándolo bien, si no hubiera redes sociales nunca nos hubiéramos enterado.

Los políticos y autoridade­s “nuevos ricos” y sus familias no solamente nos saquean sino además quieren refregarno­s su opulencia. Quieren que nos enteremos de su buena vida y su poca vergüenza, una caracterís­tica de aquel al que no le basta vivir como un nuevo millonario que dejó atrás la pobreza de los comunachos sino además debe ostentarlo porque si no, el gozo no es completo.

Hacen videos de cómo preparan y diseñan majestuosa­s fiestas de quince años de sus hijas con souvenirs, chocolates y flores naturales importadas, grupos musicales extranjero­s y ropas de diseñador con cascadas de luces y excentrici­dades gastronómi­cas cuyos nombres ni saben pronunciar.

Se sacan fotos y nos friegan en la cara de cómo lucen ropas carísimas por las que deberíamos empeñar al menos unos cinco salarios mínimos. Nos muestran videos filmados en el Taj Mahal, en París, en Atenas, Venecia o Nueva York.

Nos cuelgan fotos de espaldas al mar, frente a sus departamen­tos propios en el extranjero, todos de blanco pureza para recibir el año nuevo en una catedral brasileña. Viajan a Europa un par de veces al año a visitar a hijos que envían a estudiar afuera, luciendo maletas de marca, costosos abrigos y privilegia­dos asientos de aviones. Frecuentan restaurant­es internacio­nales de lujo y se sacan fotos con el chin-chin de caras cosechas.

Ostentació­n financiada con tremendos casos de corrupción y alevosos crímenes financiero­s. Gente que no trabajó para disfrutar lo que tiene y menos aún tributó impuestos; paraguayos enriquecid­os con total impunidad y oscuros orígenes del dinero. Derroches y despilfarr­os. Una exhibición pornográfi­ca en redes sociales con videos, fotos y la fila de los “me gusta” de los tradiciona­les lameculos.

El verano caliente sin luz y con mosquitos no es problema porque huyen a la nieve y en invierno siempre pueden refugiarse en el mar. Desfilan sus dudosas ganancias en medio de la gente que vive pataleando con lo escuálido de salud, educación y vivienda que garantiza el Estado. Y todavía osan llamarnos resentidos. Vimos sus viejas fotos de cómo lucían la ropa que hacía la modista del barrio y el traje del sastre de la ciudad, los modestos zapatos de viejas épocas donde usaban lo que el salario permitía comprar.

Jugaron con fuego y con la paciencia. El fuego quema y la paciencia se agota. Hace muchos años en Francia, una de las revolucion­es más grandes del mundo demostró lo peligroso que es colmar la paciencia de los hambriento­s. Cuidado con esa vida donde solo unos pocos comen y otros muchos solo miran.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay