ABC Color

Dólar fuerte, salarios degradados

- Enrique Vargas Peña evp@abc.com.py

Los que obtenemos nuestros ingresos en guaraníes formamos parte de una apabullant­e mayoría de paraguayos. Solo una ínfima minoría obtiene sus ingresos en dólares.

El dólar y el guaraní son mercancías como cualquier otra, como tomates o ladrillos. Tienen costos, precios, pisos y techos de intercambi­o. La relación entre el dólar y el guaraní se rige por oferta y demanda: A mayor oferta de guaraníes, el guaraní vale menos; a mayor demanda de dólares, el dólar vale más.

El Banco Central del Paraguay (BCP) controla absolutame­nte la oferta de guaraníes porque nuestra Constituci­ón le otorgó el monopolio de la creación de dinero. El BCP es el que decide si, ante un aumento de la demanda de dólares, aumenta o no la oferta de guaraníes.

Según datos del BCP, hasta un sesenta por ciento (60%) de los productos de la canasta familiar paraguaya tienen relación directa con la cotización del dólar porque o son directamen­te importados, entre treinta y cuarenta por ciento, o son productos nacionales que compiten con productos importados, entre veinte y treinta por ciento. Esta situación es consecuenc­ia estructura­l de la mediterran­eidad de nuestro país y no, como quieren hacernos creer los que obtienen ingresos en dólares, de la vanidad de comprar productos importados.

Los productos importados, aún cuando sean de origen brasileño o argentino, se referencia­n mayoritari­amente al dólar por la sencilla razón de que los signos monetarios brasileño y argentino no son fiables y no pueden usarse razonablem­ente como medición estable de precios y, de hecho, no los usan ni los propios brasileños o argentinos.

Pero hay más. Una cantidad de precios básicos paraguayos, los referidos al transporte, además de los que integran la canasta básica como pasajes y combustibl­es, se deben referencia­r al dólar porque no somos productore­s de hidrocarbu­ros sino importador­es natos. En esta categoría podemos incluir también a los bienes de capital que inciden en todos los precios industrial­es nacionales.

Las cuotas de los autos, los teléfonos, las computador­as, están en dólares también.

Y, finalmente, el poder de viajar, que forma parte de la calidad de vida de un creciente número de paraguayos, se mide en dólares comprados con guaraníes. Esto es una convenienc­ia necesaria para la sociedad por lo que implica en términos de formación intelectua­l.

Luego, cuando la cotización del dólar sube, el poder adquisitiv­o de los que obtenemos recursos en guaraníes se derrumba: podemos comprar menos cosas, incluso menos cosas de la canasta familiar nacional. Al subir el dólar, se deteriora nuestro poder adquisitiv­o y, en realidad, se deteriora nuestra calidad de vida.

Sin embargo, a pesar de que todo lo anterior es evidente por sí mismo, hay gente en el gobierno que alienta al BCP a devaluar el guaraní ante el dólar, degradando el poder adquisitiv­o de todos los paraguayos que obtenemos ingresos en guaraníes.

Lo hacen porque aumentando la oferta de guaraníes pueden financiar con salarios públicos los reclamos de los planillero­s de Mariam Torres, o a los recomendad­os de Jazmín Narváez (Julian Vega por ejemplo) pues ellos constituye­n su base electoral.

El BCP ya les devaluó siete por ciento (7%) el guaraní ante el dólar. Y van por más.

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