Lucha por porciones de torta
La torta presupuesto general 2019 es la más deseada, discutida, analizada y disputada a esta altura del año, cuando está en estudio en el Congreso. Todas las instituciones públicas necesitan incrementar sus respectivas asignaciones para cumplir mejor sus objetivos específicos, pero... la torta no es un chicle ni se puede inflar como un globo. Entonces, ¿de dónde saldrán los fondos para cubrir tantos aumentos salariales y capital para inversiones?
Nadie puede negar la necesidad de sustanciales incrementos presupuestarios en locales escolares, hospitales, medicamentos, construcciones de rutas y puentes, equipamiento policial, capacitación docente, más médicos y enfermeras, casas para los sintechos, asistencia técnica y crediticia a los agricultores y centenares de otras carencias en el sector público.
Si tuviéramos que satisfacer todas estas necesidades, tendríamos que contar con tres o cuatro tortas presupuestarias, pero hay una sola y es la misma de siempre.
Ya que no se pueden inventar tortas, so pena de caer en un severo proceso de inflación, no queda otra alternativa que repartir mejor la que se tiene.
¿Cómo podemos hacer una distribución más equitativa y justa del presupuesto? De múltiples maneras, aunque ello podría desatar el enojo de muchas personas pues, al igual que el consumo de cualquier torta, si se aumenta la porción a algunos es porque se disminuyó el pedazo de otros.
Una opción posible es achicar las grandes diferencias en los salarios de los servidores públicos: en pocas instituciones, el promedio de las remuneraciones es muy alto en comparación con otros entes estatales. Por tanto, si algunos funcionarios son afectados por la disminución salarial, otros podrían obtener el ansiado aumento, sin que esto implique inflar el presupuesto.
Otro mecanismo sería una generalizada y atenta revisión de todos los rubros salariales en el Estado, con lo cual saltarían a la luz muchísimos planillleros fantasmas y personas que perciben dos o tres rubros al mismo tiempo. Con todo lo así ahorrado, se podría disponer de más fondos para refaccionar escuelas y hospitales.
Un camino adicional es aumentar el tamaño de la torta, mediante el incremento de impuestos a los sectores que pagan muy poco y, paralelamente, cobrar los tributos a miles de comerciantes y productores que hasta ahora evaden sus obligaciones tributarias. Estos nuevos fondos podrían ayudar a reparar rutas muy dañadas y construir pavimento asfáltico y puentes en muchas localidades necesitadas.
También deberían revisarse las jubilaciones de privilegio que reciben diputados, senadores y miembros del cuerpo diplomático. En la mayoría de los casos, estos funcionarios aportan poco al sistema jubilatorio pero reciben grandes beneficios al dejar sus cargos. Este ahorro nos permitiría dar más semillas e instrumentos de labranza a los agricultores.
También se podrían recortar los gastos en bocaditos, combustibles, viáticos y viajes al exterior todo pago en los ministerios, en el Congreso y en el Poder Judicial. Lo recortado aquí podría tapar agujeros allá.
No será fácil, pero es posible, aunque sea a mediano plazo.