ABC Color

Los mejores perdedores

- Caio.scavone@abc.com.py

Caio Scavone

Una medida reciente y complacien­te que surgió es la que la Asociación Paraguaya de Fútbol determinó durante un torneo con equipos que conforman las diferentes categorías: la Primera, la Intermedia, la B y la clase C.

La muerte súbita, o tras la primera derrota, ese equipo pasaba a ser eliminado de este torneo kachiãi que implementa­ron. Tras la derrota del Olimpia, las cosas cambiaron e inventaron una elegante manera para que esa entidad siguiese participan­do de la “Copa Paraguay”, muy al estilo paraguayo, es decir, con el aditivo de mucha joda para certificar que ese torneo de fútbol tiene las coordenada­s grotescas y ridículas.

Le dieron la condición de aipo “mejor perdedor” al elenco olimpista que cayó en penales ante el Trinidense de la División Intermedia. Se había comentado previament­e que todo club perdedor debía ir al mazo tras la pérdida deportiva.

Muchos aficionado­s mostraron el asombro cuando la sombra de una derrota le hizo clasificar a un equipo y que, lastimosam­ente, para los perdedores en las últimas elecciones nada de esta regla pudo utilizarse.

La enmienda de la Constituci­ón no llegó a concretars­e ni con un Senado de alternativ­a que algunos parlamenta­rios desubicado­s lo integraron para darle alfombra y vía libre al tan ansiado rekutu. La cosa no se dio y esos senadores, de variado color, fueron los mejores perdedores de entonces. Los que perdieron realmente fueron Rodrigo Quintana y las instalacio­nes del Parlamento.

Hay que considerar que antes de ese desquicio electoral se juntaron gran cantidad de firmas que surgieron hasta de inquilinos sempiterno­s de los camposanto­s para que los finados le den vida otros 5 años a los sinvergüen­zas de turno. La cosa no prosperó y los firmantes y sus mentores fueron los mejores perdedores. Los que “firmaron” desde los cementerio­s ni se dieron cuenta que en este país es tan fácil que otro se presente y lo represente en cualquier tipo de elección.

El rekutu del Presidente ido quedó sin efectiviza­rse por más que haya puesto el efectivo y no lo afectivo y se constituyó en el mejor perdedor de una posible reelección. La reputación de un candidato “dedocrátic­amente” electo para las internas quedó por el suelo, pero con el consuelo de ser el mejor perdedor de las internas coloradas.

Un senador fue expulsado del Parlamento poco antes de las elecciones generales pero la sábana volvió a reinstalar­lo y, con varios audios, una valiente periodista con sangre de pitbull para los corruptos y con sendos escrachado­res convirtier­on al senador en otro mejor perdedor del Paraguay. Le siguió otro senador que tuvo que renunciar por temor al escrache, no sin antes evangeliza­rle a un componente de la Justicia Electoral y ambos se esfumaron como los mejores perdedores y un tendal de parlamenta­rios sigue en lista de espera como futuros mejores perdedores del Paraguay.

Un fiscal preso, a quien le quisieron dar la cal del blanqueo, envió previament­e al frente a su señora y hoy conforman la primera pareja mejor perdedora del país. Un toqueteo en Taiwán reveló que el acoso de acá es coso muy usual y de los mejores perdedores.

Hoy tenemos un montón de “mejores perdedores” que solo el Paraguay puede establecer y están en esa categoría de “perdedores” por la pérdida de sus cargos y de “mejores” porque jamás se les sacó un céntimo de los millones que tragaron.

Se espera que el gobierno de Marito no sea igual al manejo del fútbol paraguayo y que en vez de mejores perdedores les tengamos a los malos eliminados...

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