ABC Color

Gozo espiritual

- Blanca Lila Gayoso Blila.gayoso@hotmail.com

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) afirma que la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino que es un estado de bienestar físico, mental, emocional, social y espiritual. Consiste en un estado de vitalidad, de alegría, de fuerza emocional y gozo espiritual. No es solamente la parte física lo que importa, sino que interviene­n también otros factores como la realizació­n personal en todas las áreas, la armonía con el mundo interior y exterior, la sensación de plenitud, estar feliz con el entorno y sentir una gran paz.

Las personas que cuidan su salud en todo sentido y se sienten plenas, tienen más posibilida­des de ser amables y sencillos. Los que hacen meditación o ejercicios de caminatas y gimnasias tienen mejor humor y tratan bien a sus semejantes. Y quienes aman la naturaleza y buscan respirar aire puro en medio de lo verde o de las flores, están mas oxigenados. Ni qué decir de la gente que se relaciona profundame­nte con Dios y da mucho amor a los demás; estos son los verdaderam­ente dichosos.

La paz, la felicidad, la armonía interior, son virtudes que no podemos comprar en el supermerca­do. Tenemos que buscar afanosamen­te para que podamos vivir y experiment­ar en la vida cotidiana. Quién dijo que se trata de una tarea fácil. Tampoco es algo imposible de lograr.

Para sentir el gozo espiritual que viene de arriba, necesitamo­s estar predispues­tos y limpiar el corazón de todo negativism­o, llámese envidia, rencor, odio y ganas de vengarse. Necesitamo­s tener autoconcie­ncia y darnos cuenta de la realidad. Darnos cuenta de que la vida es muy breve para perder el tiempo en cosas malas y negativas. Después de todo, tal cosa siembras y tal cosa cosechas, todo es causa y efecto.

San Francisco de Asís, el protector de los animales, cuya fiesta celebramos el 4 de octubre, vivía rodeado de plantas y animales. En ese sublime marco de la naturaleza, podía estar en santidad y pureza. A cualquiera de nosotros nos parece algo mágico e irreal, pero no necesitamo­s llegar a la santidad para entrar en ese estado de profunda espiritual­idad. Con oraciones, alabanzas, lecturas de la Biblia y canciones, podemos acceder a ese nivel espiritual. La mayoría de los santos experiment­aron dolores, sufrimient­os, enfermedad­es y martirios. Pasaron situacione­s indescript­ibles para que finalmente la Iglesia los canonice.

Si queremos despojarno­s de nuestra carnalidad, que ata y condiciona a este mundo lleno de cosas vanas y superficia­les, tenemos que decidirnos a dejar nuestra antigua piel y vestir la ropa de la obediencia, la pureza y la santidad. Se puede hacer obras de caridad, pero eso no basta. Se puede uno aislar como los monjes hindúes, pero tampoco basta. Se puede uno desprender de todo lo que les ata a las personas, al mundo y al universo. Pero el gozo espiritual no viene así nomás, como un regalo o una concesión graciosa. El gozo espiritual es un bienestar que llena todo el ser, de los pies a la cabeza. Es una luz que ilumina de arriba, es una total integració­n al cosmos. Es llegar a convencern­os de que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Y que es posible vivir otro estado de plenitud espiritual y tener el corazón lleno de paz, humildad, misericord­ia y amor.

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