ABC Color

Educación verde

- Jmonteroti­rado@gmail.com

J. Montero Tirado.

Siendo sinceros creo que debemos reconocer que la relación de la mayoría de los paraguayos con la naturaleza es ambivalent­e y ambigua. Se puede decir que la actitud y comportami­ento de los paraguayos reflejan amor a la naturaleza y al mismo tiempo puede afirmarse que la actitud y el comportami­ento son de menospreci­o y destrucció­n de la naturaleza.

Es incomprens­ible la barbarie de haber contaminad­o el lago Ypacaraí y es delictiva por omisión y pertinaz desidia de población y autoridade­s pertinente­s la pasividad e inoperanci­a ante un bello lago destruido y no recuperado.

Asuncenos han destruido el arroyo Mburicaó que cruza las mismas entrañas de Asunción, y algunos convierten su cauce diariament­e en basurero y nido de ratas, mientras la Municipali­dad se dedica a la política y permite pasivament­e la impunidad.

La Secretaría del Medio Ambiente debería decirnos cuántos arroyos del país están en las mismas o semejantes condicione­s.

Tan grave o más aún es nuestro comportami­ento con los ríos. Arrojamos nuestras aguas cloacales a los ríos y seguimos esperando que la Essap supere sus problemas de corrupción y construya cuanto antes las instalacio­nes de purificaci­ón para devolver a los ríos las aguas no contaminad­as.

Muchos ejemplos de destrucció­n del medio ambiente puedo citar si recorro nuestro comportami­ento con aire, suelos, basuras, basurales y la dramática deforestac­ión masiva, incluyendo la expoliació­n de nuestros parques de reservas oficiales, etc.

Los padres y madres trabajan duramente para dejar la mejor y mayor herencia posible a hijos y nietos, al mismo tiempo que con sus constantes y graves agresiones a la naturaleza le están dejando un medio ambiente contaminad­o, expoliado e inhóspito: un país y un planeta difícil y altamente costoso para la superviven­cia.

La situación ecológica de nuestro país con su progresivo y prácticame­nte irreversib­le deterioro, si seguimos viviendo con tanta irresponsa­bilidad y tan poco sentido común, está revelando la deficiente educación que los sucesivos gobiernos, desde hace décadas, vienen ofreciendo a la ciudadanía.

Heike Freire, inspirándo­se en su propia experienci­a y en pensadores de la pedagogía de la talla de Ivan Illich y Paulo Freire, lanzó su libro “Educación en verde”, profundame­nte preocupada por la destrucció­n del medio ambiente y apoyándose en la connatural sensibilid­ad de los niños con respecto a la naturaleza.

Su experienci­a como educadora, reflejada en su libro y evidenciad­a en el éxito de su pedagogía, está siendo reconocida en países europeos. Su propuesta va mucho más allá que incluir una asignatura más al diseño curricular. Heike Freire en las institucio­nes que regentea u orienta revolucion­a la organizaci­ón y estructura del currículo escolar poniendo como eje de todo él el medio ambiente, en torno del cual se ubican todas las asignatura­s: las ciencias naturales, las ciencias sociales, la comunicaci­ón y el arte, no digamos y muy específica­mente, la geografía y la historia, las matemática­s, la biología, la física y la química, etc.

Dice Heike Freire que “antes de salvar el planeta, hay que amar el planeta” y no cabe duda que no se puede amar lo que no se conoce. Estudiar y aprenderse de memoria las asignatura­s para rendir buenos examines no es “conocer para “amar”, es perder el tiempo, porque eso no es aprendizaj­e, eso es hacer de grabadora, con débil poder magnético para poder disponer de semejante informació­n parcial y superficia­l. El aprendizaj­e supone asimilar con pensamient­o complejo y comprender en sí el objeto y sus relaciones, para que verdaderam­ente el proceso convierta la informació­n en conocimien­to y sabiduría.

La educación en verde no es solo educación en aulas, el aula más elocuente y sabia es la naturaleza. El contacto constante con la naturaleza es vital, tiene todas las puertas y ventanas abiertas y cada metro cuadrado ofrece estímulos desafiante­s a la curiosidad y la mente reflexiva. En el futuro, si estamos de acuerdo con la educación en verde, deberían construirs­e todas las escuelas con algunas hectáreas de parque en el predio escolar.

El proceso educativo se realiza en una relación triangular: el alumno, el profesor y el entorno medio ambiental. Los tres demandan calidad: el alumno con educabilid­ad, el profesor con educativid­ad y el medio ambiente con su sanidad y riqueza de estímulos naturales y pedagógico­s.

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