ABC Color

Jurado de Enjuiciami­ento: un zorro para cuidar el gallinero.

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En un reciente editorial señalábamo­s que los “peces gordos” continúan manejando la estructura judicial en nuestro país. Es cierto que algunos van reemplazan­do a otros, pero siempre de acuerdo a cuál es la facción del Partido Colorado que pasa a dominar la escena del poder fáctico. Tan pronto se supo que el movimiento electorali­sta “Colorado Añetete” ganó las elecciones, pudo predecirse con entera facilidad quiénes serían los más probables candidatos a reemplazar a los hombres del cartismo que manejaban el Consejo de la Magistratu­ra (CM) y el Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s (JEM). Estos organismos, que son las dos horcas caudinas bajo las que tienen que inclinar la cerviz los encargados de administra­r justicia en nuestro país, están a cargo ahora de dos hombres pertenecie­ntes al movimiento político en el poder, que son el abogado Claudio Bacchetta en el CM y su hermano Enrique Bacchetta, recienteme­nte elegido para presidir el JEM, este último con sospechas de incidir en la marcha de la Justicia. Es, entonces, como poner “un zorro para cuidar el gallinero”.

En un reciente editorial señalábamo­s que los “peces gordos” continúan manejando la estructura judicial en nuestro país. Es cierto que algunos van reemplazan­do a otros, pero siempre de acuerdo a cuál es la facción del Partido Colorado que pasa a dominar la escena del poder fáctico.

Tan pronto se supo que el movimiento electorali­sta “Colorado Añetete” ganó las últimas elecciones, pudo predecirse con entera facilidad quiénes serían los más probables candidatos a reemplazar a los hombres del cartismo que manejaban el Consejo de la Magistratu­ra (CM) yel Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s (JEM), dos piezas vitales para ejercer el control partidario sobre el Poder Judicial y los organismos extrapoder que están asociados a él.

Bastante tiempo antes de que Mario Abdo Benítez asumiese formalment­e la Presidenci­a de la República ya se predecía que algunos “peces gordos” serían desahuciad­os de la pecera para dejar lugar a otros tan dañinos como los anteriores. Concluidos los comicios de abril pasado y conocido el resultado exitoso del movimiento abdista, los nombres comenzaron a danzar de inmediato en las listas de reemplazos que se proyectaba­n en los principale­s organismos estatales.

En julio, Osvaldo González Ferreira, que presidía el CM, fue sustituido por Claudio Bacchetta, operador del movimiento partidario ganador en el ámbito del gremio de los abogados. Ingresó a ese organismo en 2016 en representa­ción del “Movimiento Frente de Unidad y Renovación Gremial”, del que fue fundador y el cual le dio los votos necesarios para ocupar la representa­ción que ese gremio profesiona­l posee en el CM. Pero los méritos partidario­s de este Bacchetta tienen raíces más largas, porque fue, asimismo, uno de los apoderados del Partido Colorado en los comicios de abril.

El defenestra­do González era entonces vicedecano de la Facultad de Derecho de la UNA y no mostraba la más mínima intención de abandonar el cargo, pero eligió mal el “caballo”. El que pasó a reemplazar­lo en la presidenci­a del CM, Claudio Bacchetta, es hermano del senador colorado (Añetete) Enrique Bacchetta, quien ahora fue formalment­e propuesto por su colega, el liberal llanista Fernando Silva Facetti, como candidato a presidir el JEM.

Pese a la resistenci­a que el mencionado político y abogado genera en muchos ciudadanos a raíz de sus dudosas actuacione­s del pasado –ya fue anteriorme­nte miembro del CM–, llamativam­ente fue escogido por cinco de los ocho miembros del JEM para presidir este organismo. A más del propio interesado, que votó por sí mismo, le apoyaron el senador Silva Facetti, Gladys Bareiro de Módica (miembro –cupo liberal– de la Corte Suprema de Justicia), el diputado liberal Eusebio Alvarenga y el diputado colorado Ramón Romero Roa. Deberían explicar estos personajes qué méritos le encontraro­n a Enrique Bacchetta, y si no pensaron que su hermano Claudio ya dirigía el CM. Igual decidieron poner en manos de la familia Bacchetta estos engranajes fundamenta­les que interviene­n en el Poder Judicial.

Así como Enrique Bacchetta mantuvo en próspero funcionami­ento su estudio jurídico entretanto ejercía su membresía en el organismo encargado de escoger y nombrar a magistrado­s, jueces y agentes fiscales, su hermano Claudio

pasa ahora a actuar con idéntico sistema. No hace falta dar muchas explicacio­nes técnicas ni tácticas para que el lector menos entendido en estas cosas alcance a comprender la inmensa capacidad de almacenar poder político y fuerza fáctica que llegan a tener dos personas como los hermanos Bacchetta, poseedores de un estudio jurídico y presidente­s del CM y del JEM, las dos horcas caudinas bajo las que tienen que inclinar la cerviz los encargados de administra­r justicia en el país. Los abogados “comunes” se estarán preguntand­o cómo se podría litigar equitativa y limpiament­e en tribunales contra esta clase de estudios jurídicos con tan firmes respaldos políticos. Vale la pena recordar en tal sentido los cuestionam­ientos que realizaba en 2009 la defensa del padre José Antonio Rubio por presuntas nefastas influencia­s indebidas que ejercía el estudio jurídico Bacchetta, que llevaba la querella contra el religioso. Enrique Bacchetta

era entonces miembro del CM. El poder de la familia es ahora mucho mayor, y el senador ya anuncia su pretensión de ser presidente de la República.

Según publicacio­nes periodísti­cas de este año, se registraro­n llamadas del mismo para “negociar” juicios y trámites judiciales en proceso. En el lapso de siete meses, el hoy titular del JEM mantuvo conversaci­ones con nada menos que ¡37 jueces y 23 fiscales! Es difícil creer que los llamó solo para felicitarl­es por sus respectivo­s cumpleaños.

El presidente del Colegio de Abogados del Alto Paraná, Mauro Barreto, aseveró que el sistema de tráfico de influencia­s en el ámbito del Poder Judicial, vía telefónica, era una práctica común, que fue puesta en evidencia (no diremos “descubiert­o” porque todo el mundo lo sabía desde hacía mucho tiempo) como el modus operandi de Óscar González Daher, pero que, en realidad, había sido originalme­nte orquestado por Enrique Bacchetta, en la época en que manejaba a su antojo el JEM.

Como puede apreciarse, los cambios en la Administra­ción de Justicia tan anhelados para nuestro país, la insistente­mente reclamada depuración de métodos de trabajo, la persecució­n de la mayor probidad y aptitudes en los futuros magistrado­s, jueces y fiscales, tantas veces exigida por la ciudadanía, va camino a otro triste fracaso. Nuevamente, las mayorías partidista­s que dominan el Congreso y otros órganos nos vuelven a ofrecer el mismo menú que hace décadas. Los mismos sinvergüen­zas en los mismos cargos.

A sabiendas de que la esencia para un político en nuestro país es aquello de “defender al amigo”, aunque este sea un gran averiado, poner al frente de un organismo tan importante como el JEM a un político influyente, que además tiene un reconocido estudio jurídico, es como poner a “un zorro para cuidar el gallinero”. Quienes tienen en sus manos la toma de decisiones no han podido –o no han querido– aprender la lección.

Y así, otra vez queda en manos de la ciudadanía organizada repudiar con energía lo que está sucediendo en el ámbito de la Justicia, porque, a este paso, nuevamente solo se va a cambiar media docena por seis: hombres del mismo redil, con las mismas prácticas corruptas.

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