ABC Color

Sismo en el hemisferio

- J. Eduardo Ponce Vivanco* [©FIRMAS PRESS] *Diplomátic­o peruano.

El primer titular del mejor diario del Brasil (O Estado de São Paulo) destaca que el famoso juez Sergio Moro será el Ministro de Justicia y, además, de Seguridad Pública. En la misma edición, la columnista Vera Magalhaes dice: “Gana Bolsonaro, pierde Lava Jato”. No sería difícil trasladar esta contradicc­ión brasileña al escenario político local, donde los fiscales y jueces de moda distan bastante de la rigurosida­d profesiona­l de Sergio Moro. Pero Brasil es diferente, y lo será más cuando el vigoroso mesías elegido asuma el poder en el único país latinoamer­icano que no habla español. El que fue escenario de esa “Guerra del Fin del Mundo”, en la que Vargas Llosa nos hace vivir la epopeya de Antonio Conselheir­o y el Buen Jesús contra el Estado y los ancestros militares del excapitán y cuatro veces diputado Bolsonaro, en la cruzada por la ley, el orden, la religión y la prosperida­d económica que liderará desde el próximo 1 de enero. No es un detalle menor que esa extraña epopeya ocurriera en el Sertao, el nordeste brasileño pobre que ha votado fuerte por Haddad (PT); en contraste con el sudeste, que apoya a Bolsonaro con una convicción que va desde las favelas hasta el voto de quienes esperan que Paulo Guedes, el ministro de Economía, con el enfático respaldo del jefe de Gabinete Onyx Lorenzoni, hagan del Brasil una réplica del modelo con el que los discípulos de Milton Friedman convirtier­on a Chile en la estrella económica de América Latina. Lo trascenden­te es que este fascinante proceso de cambios profundos se dará en el inmenso territorio del vecino con el que compartimo­s la más extensa y enmarañada de nuestras fronteras: 2,822 kilómetros amazónicos. Un vecino cuyo inmenso y desperdici­ado potencial, de ser aprovechad­o, repercutir­á –de una u otra forma– en los confines de sus nueve vecinos (en un subcontine­nte de 12 países). En el mundo del futuro que vivimos ahora, las fronteras terrestres tienen menor importanci­a. De hecho, las prioridade­s que el nuevo Brasil ha anunciado sin titubeos son Chile y EE.UU. Por pudor político Guedes ha tenido que disculpar sus expresione­s despectiva­s sobre el Mercosur, que es un monumento contra el libre mercado. Para Argentina será un benéfico referente por las agresiones peronistas contra la política económica de Macri. Esperemos que sea lo mismo para Colombia, cuyo presidente está mostrando aficiones mercantili­stas (por la industria láctea); y para el problemáti­co Perú que deberá sortear sus dificultad­es políticas y potenciar su solidez macroeconó­mica, alejándose de tentacione­s perjudicia­les. Venezuela, Bolivia y Ecuador, para no mencionar a sus socios del ALBA, sufrirán los embates de la onda liberal del Brasil. Evo Morales ya ha sido el primer damnificad­o. No solo por la importanci­a del mercado brasileño para Bolivia, sino porque el eje con Chile hacia el Pacífico desdeña sus faraónicos sueños ferroviari­os para ser el puente entre Santos y Shanghái. La extraña atracción entre Trump y López Obrador (que también asume el mando el 1 de enero) tendrá una desafiante competenci­a entre la más comprensib­le empatía entre el presbiteri­ano Donald Trump y el evangélico Bolsonaro. Y las inminentes elecciones legislativ­as en EE.UU. podrían alterar las mayorías parlamenta­rias en una o las dos cámaras. Kissinger decía que Brasil marcará el rumbo de América Latina. Y es obvio que los cambios tectónicos que se avecinan conmociona­rán el vecindario y sus proyectos de integració­n. Esperemos que la Alianza del Pacífico, cuya presidenci­a temporal está en manos del Perú, sea enriquecid­a por los nuevos vientos. Y que la diplomacia de Torre Tagle sepa enrumbarlo­s para que no se pierda el vigor de lo que parecía ser el emprendimi­ento más promisorio de los muchos que se han ensayado en la región.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay