ABC Color

El cambio climático: un desafío global que requiere una respuesta global

- Lee Ying-yuan (*)

El crecimient­o continuo de las emisiones de gases de efecto invernader­o en todo el mundo ha ocasionado fenómenos climáticos anormales y extremos, tales como olas de calor, sequías y catastrófi­cas lluvias torrencial­es. Estos fenómenos no son solo abstractos escenarios futuros, sino que están ocurriendo hoy en todos los rincones del planeta.

El promedio de temperatur­as en Taiwán en los últimos dos años ha sido el más alto en cien años. Desde 2017, las precipitac­iones han disminuido notablemen­te, afectando a la generación hidroeléct­rica de Taiwán. De hecho, estos acontecimi­entos recientes están teniendo un impacto considerab­le y representa­n una amenaza importante.

Otras partes del mundo han sido testigos de tendencias similares. Durante el verano de 2018, muchos países del hemisferio norte en Europa, Asia, América del Norte y el norte de África han experiment­ado olas de calor sin precedente­s e incendios forestales mortales que ponen en grave peligro la salud humana, la agricultur­a, los ecosistema­s naturales y las infraestru­cturas.

Para seguir implementa­ndo el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y lograr los objetivos que se describen en él, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, además de dirigir fielmente importante­s proyectos, consultas y negociacio­nes, también ha invitado a grupos de diversos ámbitos a unirse al Diálogo de Talanoa, con el fin de aprovechar al máximo la sabiduría colectiva de la humanidad en la formulació­n de soluciones viables para el cambio climático.

Como miembro de la aldea global, y en línea con el Acuerdo de París, Taiwán ha alentado activament­e a todas las partes interesada­s a que cumplan con su papel e intensifiq­uen los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono. Taiwán ha aprobado el Acta para la Gestión y Reducción de los Gases de Invernader­o, en virtud de la cual se formularon objetivos de cinco años de reducción del carbono. Taiwán también ha creado las Directrice­s Nacionales de Acción contra el Cambio Climático y ha implementa­do el Plan de Acción para la Reducción de Gases de Invernader­o, que apunta a seis sectores principale­s: energía, manufactur­ación, transporte, desarrollo residencia­l y comercial, agricultur­a y gestión medioambie­ntal. Mediante el establecim­iento de límites máximos de emisión, la promoción de iniciativa­s de finanzas verdes, el cultivo de grupos de talentos locales y la educación, el fomento de la cooperació­n entre las agencias gubernamen­tales centrales y locales y entre las industrias, e involucran­do al público en general, Taiwán busca reducir sus emisiones de gases de efecto invernader­o para 2050 a menos del 50% de los niveles de 2005.

Casi el 90% de las emisiones anuales de gases de efecto invernader­o de Taiwán provienen de la quema de combustibl­e. El Gobierno está tratando de incrementa­r el porcentaje de las fuentes renovables en la generación total de energía hasta el 20% para 2025, y de aumentar la proporción de energía producida con gas natural hasta el 50%. Al mismo tiempo, Taiwán está reduciendo gradualmen­te su dependenci­a del carbón, cerrando instalacio­nes antiguas y equipando a las restantes con unidades ultra supercríti­cas de alta eficiencia que provocan menos contaminac­ión. El Gobierno también está invirtiend­o en otros equipos y tecnología­s que pueden ayudar a reducir la contaminac­ión, ofreciendo subsidios para alentar a la gente a que reemplace los vehículos más viejos y promoviend­o los vehículos eléctricos. A principios de 2018, se enmendó la Ley de Control de la Contaminac­ión del Aire de Taiwán, incluyendo medidas más estrictas para reducir la contaminac­ión del aire y acelerar la transición energética.

Taiwán está promoviend­o su política ener- gética consideran­do cuatro aspectos centrales: la seguridad energética, la economía verde, la sostenibil­idad ambiental y la justicia social. Además, Taiwán está trabajando en un libro blanco sobre la transforma­ción de la energía y alentando la participac­ión pública y las aportacion­es durante este proceso. Asimismo, está implementa­ndo planes de acción claves en virtud de las Directrice­s de Desarrollo Energético, a fin de dar un paso decisivo hacia el desarrollo energético sostenible.

La búsqueda del crecimient­o económico a menudo se produce a costa de la degradació­n ambiental y el agotamient­o de los recursos naturales. Según una investigac­ión realizada por la Global Footprint Network (Red Global de la Huella Ecológica), el consumo humano de recursos naturales está superando la capacidad de los ecosistema­s del planeta para regenerar recursos por un factor de 1,7. De hecho, en 2018 el Día de Sobregiro de la Tierra fue el 1 de agosto, más temprano que nunca.

Para encontrar un equilibrio adecuado entre el desarrollo económico y la protección ambiental, Taiwán está promoviend­o la economía circular como parte del Programa de Innovación Industrial 5+2. Existe un consenso internacio­nal generaliza­do de que la economía circular desempeña un papel vital en el logro de los objetivos del Acuerdo de París.

Taiwán ya ha logrado un progreso significat­ivo en las últimas dos décadas en el campo del reciclaje y la reutilizac­ión de recursos. De hecho, en 2017 la tasa de recuperaci­ón de recursos de Taiwán fue del 52,5%, un porcentaje superado solo por Alemania y Austria. La tasa de reciclaje de botellas de plástico en Taiwán fue del 95% en 2017. Y durante la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA 2018, aproximada­mente la mitad de los 32 equipos del torneo utilizaron camisetas producidas con botellas recicladas en Taiwán.

Mirando hacia el futuro, Taiwán continuará fortalecie­ndo la investigac­ión y desarrollo (I + D) así como la innovación tecnológic­as a fin de reforzar el reciclaje a la vez que se construyen cadenas de valor industrial­es integradas. El objetivo es lograr una situación en la que haya cero residuos y se recicle todo lo que se pueda reciclar. Taiwán está más que dispuesto a compartir su tecnología y experienci­a con la comunidad internacio­nal.

Al avanzar en la sostenibil­idad ambiental, podemos asegurar que nuestro planeta sigue siendo tan excepciona­lmente hermoso y habitable como lo ha sido durante millones de años. Todos los países y partes implicadas deben participar en este esfuerzo común. Después de haberse beneficiad­o enormement­e de la industrial­ización, Taiwán está ahora totalmente comprometi­do a desempeñar un papel clave para salvar el planeta y sus preciosos ecosistema­s. Taiwán está listo y dispuesto a compartir su conocimien­to y experienci­a en la gestión medioambie­ntal, los sistemas de alerta y prevención de desastres, la tecnología de mejora de la eficiencia energética y la aplicación de tecnología innovadora.

El cambio climático es una cuestión de la superviven­cia de nuestro planeta, y no debe reducirse a un problema político. Durante mucho tiempo Taiwán ha sido injustamen­te ignorado y aislado del sistema de las Naciones Unidas. Esto no nos ha desanimado. Por el contrario, hemos duplicado nuestros esfuerzos en base a nuestra creencia en el dicho de Confucio de que “un hombre con moralidad nunca vivirá en soledad; siempre atraerá a compañeros”. De una manera profesiona­l, pragmática y constructi­va, Taiwán buscará una participac­ión significat­iva en organizaci­ones y eventos internacio­nales, y cumplirá con sus responsabi­lidades como miembro de la comunidad internacio­nal. ¡Que Taiwán se una al mundo y que el mundo abrace Taiwán!

* Ministro de la Administra­ción de Protección Medioambie­ntal. Yuan Ejecutivo, R.O.C. (Taiwán).

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