Computadora y humanismo digital
Según información periodística, el Presidente Mario Abdo con su gobierno han prometido priorizar la educación, y entre otras decisiones se han propuesto invertir en tecnologías para la educación unos 195 millones de dólares, disponibles en los fondos FONACIDE. Con la asesoría de un experto extranjero se pretende llegar a instalar computadoras para un millón de estudiantes. La noticia es importante y alentadora. El retraso arrastrado desde las propuestas planteadas por el Consejo Asesor de la Reforma Educativa en los años noventa y salvo algunos intentos parciales e inconstante en este rubro, hemos perdido años valiosísimos, que ojalá empiecen a compensarse con este plan. En realidad 195 millones de dólares parecen una cantidad extraordinaria, pero en mi opinión, si se quieren hacer bien las cosas, creo que son radicalmente insuficientes, aunque se busquen estrategias que superen el error y la utopía de pretender que el Estado regale una computadora a cada estudiante cada cinco años, porque las computadoras no son autónomas, necesitan infraestructura adecuada con seguridad, el equipamiento y mobiliario, las instalaciones eléctricas, la conectividad y el ancho de banda, etc. El costo para cubrir un millón de usuarios de computación, escolares esparcidos por toda la geografía del Paraguay, es mucho más alto, y dudo que se haya estudiado y definido prolijamente lo que este proyecto implica, no sólo en equipos tecnológicos (computadoras, servidores, talleres de reparaciones y mantenimiento, etc), sino también en formación de los profesores y supervisores sobre Informática educativa, en revisión, ajustes e innovaciones de los currículos, sus sistemas de evaluación y las pedagogías correspondientes y en adecuación de los esquemas administrativos. Es de esperar que el presente plan se concrete en un programa educativo integrado con cronograma realista, porque es obvio que poner computadoras en manos de los estudiantes sin la coherente formación integral de los estudiantes será malversar los fondos que se invierten, ya que las computadoras por sí solas no educan. La entrada de las computadoras, dicho con más propiedad, la entrada de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) para el conocimiento y el desarrollo humano en los procesos educativos requiere una formación específica y compleja de los profesores, muy diferente, más profunda y polifacética que la que hasta ahora han recibido en su carrera de educadores profesionales. Y esta formación de los profesores no se logra con jornadas de fin de semana, dándoles en concentraciones masivas un aluvión de información precipitada. No se debe confundir formación de educadores, con sesiones de información. Sin la verdadera formación de los profesores, los alumnos no podrán ser educados para integrarse real y eficazmente en el mundo y la cultura de la sociedad digital.. A lo mejor aprenden a manipular hábilmente las computadoras, pero reducirán al mínimo el valor de la Informática educativa. Más aún, por no recibir la formación pertinente a la sociedad digital, fácilmente podrán ser sujetos manipulables en vez de ser personas autónomas, creativas, líderes en la sociedad digital. Nunca más que ahora ha sido necesaria la formación humanista integral. El mundo tecnológico y la sociedad digital demandan la formación en humanismo digital. El objetivo de la educación con humanismo digital es ayudar a los educandos en su desarrollo humano con la adquisición de nuevas competencias, necesarias para ser ciudadanos libres, con autonomía en los escenarios y ante los medios y recursos de la revolucionaria sociedad digital. Actualmente, gracias a las tecnologías, tenemos disponible un trillón de datos (A. Altadill) y según Gartner para el año 2020 cada ciudadano del mundo poseerá una media de seis dispositivos inteligentes (inteligencia artificial). El impresionante, novedoso y complejo mundo de la sociedad digital exige que la educación acelere su actualización para formar personas verdaderamente humanas entre máquinas invasoras espectacularmente poderosa. Cada día usamos más productos de la tecnología, que nos resuelven problemas sin que sepamos cómo funcionan por dentro y por qué hacen lo que hacen; dependemos de ellos, sin poder construirlos personalmente El uso competente de las tecnologías de la información y comunicación y la integración en la sociedad digital no son posibles sin nuevas competencias cognitivo-intelectuales, éticas, afectivas y sociales, que posibiliten además la participación en la nueva dinámica cultural. Con las computadoras necesitamos humanismo digital en otra educación.