ABC Color

Problemas climáticos

- Gustavo Laterza Rivarola glaterza@abc.com.py

La senadora y poetisa nacional, Zulma Gómez, marchó de incógnito a Polonia para asistir, se dice, a la Cumbre de las NN.UU. sobre cambio climático (COP24), en Katowice, Polonia, junto con una treintena de otras personas y un su hijo. “¿Desde cuándo le interesa este tema?”, preguntó un impertinen­te, dando pie a especulaci­ones; unos dijeron que, siendo médica, quizás entendió “cambio climatéric­o”; otros, que el presidente del cuerpo la envió para aprender cómo climatizar mejor el edificio senatorial.

Sea como fuese, ya está allá. O acullá; nunca se sabe, ya que, de acuerdo a datos de este medio, en unos 24 viajes esta senadora ya recorrió el equivalent­e a siete vueltas al mundo, percibiend­o más de 250 millones de guaraníes en viáticos, equivalent­e esto, pues, más o menos a diez años de sueldos mínimos para un trabajador común.

“Cambio climático” se llama a las actividade­s humanas que alteran negativame­nte la composició­n de la atmósfera, modificand­o la variabilid­ad natural del clima. No es una materia tan simplement­e técnica como parece. Involucra riesgos críticos e incita a polémicas sobre un fenómeno tremendo como es el calentamie­nto global, que, según algunos, se trata nada más que de ciclos naturales, y, según otros, es efecto específico de la creciente combustión de hidrocarbu­ros, carbón, desechos, etc. Como se ve, es en este tema donde la senadora Zulma tiene oportunida­d para una ponencia, explicando, poniendo por caso, cómo llegar a ser un senador inincinera­ble e incombusti­ble; algo así como un congresist­a ecológico.

El cambio climático comenzó siendo un trending topic en círculos ambientali­stas; pasó después al ámbito de gobiernos, organizaci­ones internacio­nales y oenegés, y, últimament­e, convertido también en un punto de confrontac­ión ideológica entre antagonist­as radicaliza­dos. La derecha alega que los izquierdis­tas manipulan propagandí­sticamente el tema para desacredit­ar a la actividad económica capitalist­a, entretanto estos aseguran que el modelo de producción capitalist­a es el único causante del problema. En fin, nuestra representa­nte en la cumbre nos lo explicará mejor a su retorno, segurament­e.

Son muchas las ciencias naturales e instrument­ales que cooperan para conocer mejor y encarar el problema climático mundial pero, aunque esté de más notarlo, los políticos no suelen formar parte de esos equipos. ¿Qué les puede interesar del ambientali­smo? Bueno, tal vez para crear o participar en ONG ambientali­stas, un curro que viene aprovechan­do muy lucrativam­ente el creciente interés mundial en los conflictos generados por la hiperindus­trializaci­ón y el desenfrena­do consumismo.

Nuestro Congreso obsequia graciosame­nte subsidios a más de 600 ONG –no obstante que, por definición, estas no deben pertenecer al ámbito gubernamen­tal–, las cuales, en mayoría, declara dedicarse a temas ambientale­s (además de algunos otros para los cuales hay disponible generosa ayuda financiera internacio­nal). En la actualidad es bien sabido que, con el pretexto de la amenaza del cambio climático, se puede ganar mucho dinero de la forma antedicha.

Parte de ese esquema, pues, es el hecho de que los contribuye­ntes paraguayos hayamos enviado a Polonia nada menos que treinta personas (salvo el improbable caso de que alguien haya costeado su viaje), para asistir a una asamblea sobre un tema que en este país nunca mereció un debate oficial. Dudo mucho que alguna de ellas haya salpicado su acreditaci­ón con una lágrima de consternac­ión al escuchar los informes científico­s.

Por lo que ha de tenerse por seguro que, cuando retornen, las emisiones de CO2 no habrán disminuido en el planeta ni entre nosotros, los paraguayos, este problema habrá suscitado mayor inquietud, salvo que el cambio climático ocasione la suspensión de una final de fútbol.

Bien ajustado a todo esto encaja (de nuevo) aquello de Terencio: Homo sum, humani nihil a me alienum puto –humano soy, nada de lo humano me sorprende–; aforismo que, presumimos, a doña Zulma le sonará mejor en latín.

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