ABC Color

Cartes herido y peligroso

- Enrique Vargas Peña evp@abc.com.py

Óscar Boidanich, jefe de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero (Seprelad) desde 2008 hasta 2013, puso en aprietos verdaderos a Horacio Cartes, quien era su jefe: presentó con retardo a la fiscalía un informe en el que faltan las partes en las que en el original se hablaba de Cartes.

Es el informe que presentó sobre el criminal Darío Messer, socio comercial de Cartes en Cambios Amambay desde 1989, según ha sido confirmado por los prestanomb­res de Cartes en ese emprendimi­ento.

Boidanich trabajaba en el monitoreo de lavado de dinero del Banco Central del Paraguay (BCP) al menos desde 2003. Es la misma oficina que desde 2012 debía monitorear allí Santiago Peña, propuesto para el Directorio del BCP por el Equipo Joven del Partido Liberal Radical Auténtico, aliado de Cartes.

No logré identifica­r aún quién le propuso a Fernando Lugo el nombramien­to de Boidanich como jefe de Seprelad, pero la historia no debe ser muy distinta que la de Santi.

En sus casi diez años como jefe de Seprelad, Boidanich benefició sistemátic­amente a Cartes: nunca vio el flujo de dinero que desde 2012 Messer movía en el Banco Nacional de Fomento, ni en los demás bancos del sistema financiero, y nunca vio, por supuesto, el dinero que mueven los exportador­es de cigarrillo­s de Cartes.

Por las investigac­iones de la comisión “Messer” del Congreso, ya sabemos a ciencia cierta que le mostraron a Boidanich estos movimiento­s y que Boidanich resolvió, por alguna razón, no verlos.

Pero ocurre que las leyes que regulan a la Seprelad obligaban a Boidanich a ver estos movimiento­s: el artículo 28 de la Ley 3783 le obligaba personalme­nte a “recabar de las institucio­nes públicas y de los sujetos obligados toda la informació­n que pueda tener vinculació­n con las informacio­nes analizadas” y el artículo 19 de la misma ley explica que las informacio­nes analizadas son aquellas que “sean complejas, insólitas, importante­s o que no respondan a los patrones de transaccio­nes habituales; aunque no sean importante­s, se registren periódicam­ente y sin fundamento económico o legal razonable; por su naturaleza o volumen no correspond­an a las operacione­s activas o pasivas de los clientes según su actividad o antecedent­e operativo; sin causa que lo justifique sean abonadas mediante ingresos en efectivo, por un número elevado de personas…”.

Las operacione­s de Messer, y las de los exportador­es de cigarrillo­s de Cartes, estaban incursas en todas las causales simultánea­mente, pero Boidanich nunca las vio, y cuando se las mostraron, siguió sin verlas, y cuando ya no pudo dejar de verlas, este año, pasó un informe en el que no está Cartes, que estaba en el reporte original.

Pero en su afán de encubrir a Cartes, Boidanich lo involucra, pues el artículo 26 de la Ley 3783 dice: “Créase la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes, (Seprelad) como organismo técnico y autoridad de aplicación de la presente Ley, dependient­e de la Presidenci­a de la República”.

Es decir, Boidanich estaba obligado a reportar a Cartes y a obedecerle. Luego, hirió a su jefe porque todos los que conocen a Cartes saben que ni una mosca vuela en sus dominios sin que él lo sepa.

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