ABC Color

Descentral­ización

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La Constituci­ón Nacional promulgada en el año 1992 establece que “El Estado protegerá y promoverá la salud como derecho fundamenta­l de la persona y en interés de la comunidad. Nadie será privado de asistencia pública para prevenir o tratar enfermedad­es, pestes o plagas, y de socorro en los casos de catástrofe­s y de accidentes… Se promoverá un sistema nacional de salud que ejecute acciones sanitarias integradas, con políticas que posibilite­n la concertaci­ón, la coordinaci­ón y la complement­ación de programas y recursos del sector público y privado”. De esta declaració­n, política y jurídica, se desprende que la respuesta social organizada para atender las necesidade­s de salud de la población se construye como un derecho de todos los habitantes del país, que las acciones deben ser integrales y que la equidad en salud debe orientar la manera en que se aplica esta respuesta y se movilizan los recursos tanto públicos como privados. Sin embargo, como dice el refrán: del dicho al hecho hay un largo trecho.

Durante el gobierno de Fernando Lugo (2008-2012) cada Región Sanitaria administra­ba sus recursos asignados por presupuest­o. Tenían su propia Unidad Operativa de Contrataci­ones Publica (UOC) por lo que podían contratar los servicios requeridos y comprar medicament­os e insumos según necesidad y más que nada honrar sus compromiso­s.

En ese tiempo se vivió lo que podría denominars­e una primavera sanitaria. Por primera vez en la

historia de este sufrido país, se podía acceder a la salud en forma totalmente gratuita en los servicios públicos, sin pagar consultas, estudios o análisis laboratori­ales y con la provisión de medicament­os. Uno de los muy pocos aciertos de la era Lugo, que continuó con Federico Franco.

Sin embargo, con la asunción de Horacio Cartes a la presidenci­a se tuvo de nuevo un gran retroceso en materia sanitaria, al volver a centraliza­r la administra­ción de los recursos y volver a depender de la central para la contrataci­ón de personal de blanco como también para la provisión de insumos y medicament­os. Llegando a un estado de carencia extrema por la falta de pago a proveedore­s, siendo los usuarios los más perjudicad­os.

Una reforma del sistema que considera la justicia social, y por consiguien­te busca la equidad en salud, debe considerar esta situación como una cuestión muy seria. La descentral­ización es el camino.

desire.cabrera@abc.com.py

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