ABC Color

Una cruz para la polémica

- Rafael Luis Franco

El pasado 15 de diciembre nos refiere la crónica del diario ABC se erigió una gran cruz en Kurusu Pa’i, Itá Ybaté; en recuerdo o memoria de los fusilados en diciembre de 1868, durante la Guerra Grande. Lo primero que sentí, después de leer el artículo, es una cierta parcialida­d del autor, que no lleva firma; pero enseguida reflexioné sobre la cruz y su significad­o.

La cruz es un antiguo instrument­o de tortura seguida de muerte, en la cual se clavaba a los ladrones, asesinos o simplement­e gente extranjera que desafiaba al poder romano, donde el condenado terminaba muriendo generalmen­te por asfixia; así, de esta manera, de la forma más baja, fue crucificad­o Nuestro Señor Jesucristo.

En los primeros siglos la cruz no fue el símbolo cristiano, eran gráficos que solo conocían ellos, ya que estaban perseguido­s: dos pescados, una X sobre una P, que en griego sería una abreviatur­a de Cristo; y cuentan que fue el emperador Constantin­o (siglo IV d.C.) que hizo pintar en los escudos de los soldados el símbolo de la cruz que vio en un sueño, lo que le permitió ganar una batalla decisiva; aquí comienza el cambio: los cristianos salen a la luz, dejan de ser perseguido­s (por un tiempo) y luego adoptan la Cruz como símbolo.

Y la Cruz, el antiguo instrument­o de muerte, a partir de la crucifixió­n de Jesucristo, luego de tres siglos, pasó a ser un símbolo de vida y otros. Para el cristiano es conocida la expresión “que cada uno lleve su cruz“, tal como la portó Nuestro Señor todos tenemos una cruz que llevar en la vida, que más ligera es cuando se comprende el sentido verdadero que esta tiene; la cruz también simboliza esperanza, la espera de una vida nueva más allá de la muerte, por tanto le da sentido y trascenden­cia a la actual; es un símbolo de amor, porque en ella fue sacrificad­o un hombre inocente que se entregó mansamente para salvación de la humanidad; la cruz es un símbolo que al contemplar­la invita a la reflexión, la oración y la meditación; también simboliza el perdón; y segurament­e muchas otras cosas que en este momento no se me ocurren.

Pero algo es seguro, la cruz no simboliza el odio; así que cuando alguien pase por Kurusu Pa’i, el histórico lugar, sería bueno que se rece o se persigne por las almas de los desdichado­s que se supone están enterrados en el lugar, aunque no lo estén, no importa; pero no sentir frente al símbolo cristiano alguna hostilidad hacia los mismos o hacia el mariscal Francisco Solano López; y aunque se piense que en el fondo la intenciona­lidad de parte de los compatriot­as que tuvieron la gran idea sea más política que cristiana; porque el drama de la Guerra Guasu fue muy complejo para limitarlo en una persona y el símbolo de la Cruz no debe ser utilizado para generar o reabrir viejos rencores, de una historia épica que fue a la vez trágica y heroica. La cruz debe ser un símbolo de unión y esperanza, tal como la soñó Constantin­o. y la destrucció­n masiva de los pocos barrios residencia­les que quedaban en esta ciudad, súbitament­e transforma­da en un continuo estruendo que martiriza a los vecinos.

La proliferac­ión desordenad­a y caótica, de edificios de altura en barrios donde no existen espacios para circulació­n y estacionam­iento ni capacidad de provisión de aguas y cloacas han transforma­do la antigua Madre de Ciudades en un conglomera­do de eterno embotellam­iento con su cacofonía de bocinazos e insultos.

En el antiguo señorial barrio de Villa Morra, extendido a Carmelitas, Mburucuyá, Ykua Satî y otros coexisten de manera promiscua y ofensiva, hoteles restaurant­es con música, terrazas de eventos, juegos de azar, y otros. El único relegado sin el menor derecho a su descanso reparador es el ciudadano común que aparte de cumplir con sus obligacion­es impositiva­s carece de todo recurso al cual apelar.

Por ejemplo las llamadas telefónica­s a las Seccionale­s policiales reciben como respuesta de que las patrullera­s hicieron su trabajo pero fueron informadas que la fiesta ruidosa cuenta con permiso Municipal, dando a entender que eso les autoriza a generar música ensordeced­ora hasta bien pasado el amanecer.

Llamar a la Municipali­dad para colocación de cepos a los infractore­s resulta inútil, porque la respuesta puede ser “nuestros móviles carecen de combustibl­e” o voy a mandar una patrulla que nunca llega.

Cuando en horarios laborales se logra un contacto telefónico las respuestas suelen ser anodinas y carentes de toda posibilida­d de solución, como ser “los ruidos son responsabi­lidad de la unidad de Gestión Ambiental” posiblemen­te una de las mas débiles e intrascend­ente de todos los gobiernos municipale­s, y que solo funcionan en horarios laborales.

Y ya no hablemos del vergonzoso estado de constante suciedad de las calles.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay