ABC Color

Sorpresas y cháchara

- Danilo Arbilla daf@adinet.com.uy

El año 2019 se adivina muy complicado y con muchas sorpresas para la región. Ya en los primeros días, y partir de ellos y de lo que efectivame­nte ocurra, habrá de verse por dónde verdaderam­ente irán las cosas. Para empezar, y lo que no es poco, con el 2019 iniciará su mandato presidenci­al en Brasil Jair Bolsonaro. La expectativ­a es muy grande entre los brasileños, primero que nada, pero lo es también para la región. El futuro de muchas organizaci­ones, tales como el Mercosur y algunos sellos con sede indebidame­nte apropiada como la Unasur, está supeditado a lo que vaya a hacer el gigante suramerica­no, que decididame­nte no va seguir como hasta ahora. Quizás más importante aún sea lo que el gobierno de Bolsonaro resuelva respecto a Venezuela. Hasta ahora la mano viene dura: no invitó a Nicolás Maduro, ni a Nicaragua y Cuba, considerad­os –además de dictaduras– enemigos ideológico­s, pero, también, figuras destacadas de la nueva administra­ción, como su canciller y el vicepresid­ente electo, hablaron de una hipotética acción de la ONU y hasta de que oficiales brasileños estuvieron al mando de fuerzas de la organizaci­ón que eventualme­nte deban garantizar un proceso democrátic­o en Venezuela. Pero por un lado está la cháchara, y por el otro, los hechos. Si Brasil desconoce por considerar­lo ilegítimo al nuevo periodo presidenci­al de Maduro –quien asume el día 10 de enero– y procede en consecuenc­ia, eso determinar­á y precipitar­á muchos acontecimi­entos que, hasta ahora, cháchara mediante, se van esquivando. Qué hará el grupo de Lima, que tampoco reconoció al nuevo gobierno de Maduro y hasta ha sido muy duro con el régimen bolivarian­o. Llegó el momento de decidir en consecuenc­ia. Los mexicanos, como era de esperar, cambiaron de línea; “retomaron el buen camino”, según La Habana. López Obrador (AMLO) es consecuent­e con sus pasadas inclinacio­nes bolivarian­as y más aun con sus nostalgias por la política exterior del viejo PRI, cuando los mexicanos era fascistas para dentro pero izquierdis­tas para afuera. De cualquier forma, ya no es tan fácil, y más allá de las nostalgias, hoy los tiempos han cambiado. Antes, como que le estaba “permitido”, pero ahora las relaciones con EE.UU. pueden ponerse muy difíciles, cosa de lo cual México se ha cuidado siempre de que no ocurra, y en eso AMLO no es la excepción. Y aquí aparece el otro jugador amigo de sorprender con sus jugadas: Donald Trump. Es difícil aventurar para qué lado habrá de encaminars­e. Todo puede suceder, pero con limitacion­es. Especialme­nte, por lo que ocurra en Venezuela. Para Maduro, la situación es bien clara desde hace mucho, y perdido por perdido, siguió el método sirio de Bachar al- Asad: mantenerse en el poder a cualquier costo. Y este lo ha conseguido, y cómo. El costo ha sido muy alto en vidas, pero era su alternativ­a, y tuvo aliados para conseguirl­o. En alguna medida, Maduro también lo va logrando. La única diferencia es que el costo no se ha pagado tanto en vidas, pero sí con la emigración de millones de venezolano­s y la entrega de todas las riquezas de un país muy rico. Es, en definitiva, la única alternativ­a para Maduro, y la viene aplicando, e incluso con los mismos aliados. Tanto Rusia como China son hoy los mejores socios del régimen chavista, o quizás sea mejor decir que son sus mayores acreedores, y que cada vez más los “intereses” venezolano­s son sus intereses. Pueden darse cosas que antes pasaban en otros lados y que nunca nadie imaginó que pudieran suceder aquí. El panorama es complicado, hay asuntos muy serios a los que habría que encarar con más seriedad y tranquilid­ad, sin tantas medidas sorpendent­es e impactante­s, y con más decisión y menos cháchara.

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