ABC Color

Los muertos vivos regresan

- Mariana Ladaga mariana.ladaga@abc.com.py

Como una de esas películas en la que los muertos se levantan de sus tumbas y andan, el fantasma del Servicio Militar Obligatori­o (SMO), los zurdos de pelo largo, los ateos y los “108”, resurgiero­n de las cenizas. Con intención de “incentivar” a los jóvenes a “cumplir” con la patria, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, reforzó el discurso, porque él es uno de los conservado­res de ultraderec­ha que propugnaro­n la dictadura stronista.

“Marito” comenzaron a llamar a Mario Abdo Benítez desde su incursión en la vida política con intención de alejarlo del hecho de que procede de una familia que no solo se enriqueció con ella, sino que fue partícipe de una dictadura militar.

Mario Abdo Benítez padre era primo y fue secretario privado del general de ejército Alfredo Stroessner, el dictador militar que gobernó al Paraguay durante 35 años, hasta 1989. Con el lema “paz y progreso”, o “Dios, patria y familia”, aquellos que estaban al lado del déspota corrompier­on cuanto pudieron y se dividieron las riquezas del país entre ellos, sometiendo al pueblo a la pobreza y la ignorancia. Todo aquel que pensaba distinto fue eliminado.

Los archivos del terror indican que Mario Abdo Benítez fue parte del engranaje que mandó desterrar, detener, torturar y asesinar a quienes no se sometían a los mandatos del dictador y su entorno. Para “cumplir” con el SMO, niños y jóvenes eran llevados por la fuerza de las esquinas de sus casas. Para otros, sumidos en la más extrema pobreza, el cuartel era un modo de acceder por lo menos a una galleta con cocido. Haciendo el servicio militar, cientos fueron sometidos a todo tipo de vejámenes en nombre de la patria.

Indicios hubo, y sigue habiendo, de que la sociedad paraguaya no quiere más este tipo de sometimien­tos, pero la llegada de Mario Abdo Benítez (h) a la Presidenci­a de la República supone una confirmaci­ón de que el pensamient­o conservado­r y disgregado­r de ultraderec­ha está lejos de estar muerto. Su candidatur­a fue propiciada, entre otros, por un grupo de stronistas que esperaban el regreso de los muertos vivos.

Este gobierno, con Mario Abdo a la cabeza, pretende empoderar de nuevo a los militares. No pueden arrear a los jóvenes al SMO, entonces golpean con multas a quienes menos tienen, como se hizo históricam­ente.

Mario Abdo Benítez es la continuida­d de ese sistema corrupto, acostumbra­do a “valores” como los de Dios, Patria y Familia. Pero el pueblo de hoy no es sumiso (nunca lo fue). Los miles de jóvenes que prefieren servir a la patria trabajando, estudiando, haciendo música, protestand­o, así lo prueban. El pueblo está podrido de que pretendan robarle las arcas y los sueños. El año que culmina demostró con creces que este pueblo está listo para enfrentar a los muertos vivos que intentan levantar de sus tumbas.

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