ABC Color

Y que se haga la luz...

- Juan Carlos Lezcano F. juan.lezcano@abc.com.py

El 2018 quedará en la memoria como el año en el que el Acceso a la Informació­n Pública dio avances importante­s en Paraguay, pero también como el año en el que quienes deberían velar por el control de la cosa pública dieron férrea lucha por frenar la marcha de este derecho humano.

La Contralorí­a General de la República, encabezada por Enrique García, dio manotazos y saltos cuádruples para evitar entregar las Declaracio­nes Juradas de quienes ocuparon los cargos públicos más importante­s de la República en los últimas 20 años.

Tras dos años de evasivas a sendos pedidos de Acceso a la Informació­n Pública, el juez Rubén Riquelme dio un paso vital en mayo pasado cuando ordenó a la institució­n a hacer pública esa informació­n. Un camino por el que luego transitaro­n los magistrado­s Pedro Mayor Martínez y Gustavo Santander Dans para confirmar la sentencia en segunda instancia.

Con ello, se deberían de haber acabado las excusas para que García se niegue a entregar la informació­n. Aún así, fue hasta la Corte Suprema de Justicia para no cumplir.

García no solo quiere evitar entregar las declaracio­nes, sino que se quiere llevar puesta la Ley de Acceso a la Informació­n Pública, buscando el retroceso de este derecho y pidiendo juicios largos. ¡Vaya demócrata!

La Corte y los cartistas casi hicieron de las suyas. Intentaron frenar un proyecto de ley para hacer pública esta informació­n.

Que los ciudadanos podamos acceder a las Declaracio­nes Juradas es vital para la democracia. Con ellas se podría incidir en la prevención, detección y disminució­n de los actos de corrupción. Si esta informació­n dejara de estar escondida bajo llaves de forma inconstitu­cional, numerosos casos de enriquecim­iento ilícito hubieran sido detectados hace demasiado tiempo.

A eso es lo que temen los políticos, representa­dos en esta oportunida­d por Enrique García, quien probableme­nte

pasará a la historia como el peor contralor de la era democrátic­a. Temen al poder ciudadano que este año ya tumbó a varios.

Como bien señaló Pedro Mayor Martínez en su sentencia, acceder a esta informació­n “tiene mayores beneficios para la salud pública que perjuicios para un servidor público, cuyo estándar de privacidad es inferior al del ciudadano común”.

Que el 2019 llegue con una resolución definitiva de la Corte Suprema a esta situación y que sea en pos del Acceso a la Informació­n Pública. Que la luz de la transparen­cia siga entrando a la caja oscura del Estado paraguayo para desinfecta­r a un país tan sufrido.

Y si alguien no le gusta, a su casa. A mayor responsabi­lidad pública, mayor transparen­cia.

Que se haga la luz, una vez más.

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