Inseguridad
A las malas condiciones de la infraestructura escolar que prevalecen en la mayoría de las instituciones educativas del país, se suma ahora la inseguridad. Por si fuera poco el deterioro de techos, ventanas, sanitarios y paredes, también deben sortear el robo sistemático de equipos pedagógicos.
“Es demasiado doloroso y nos sentimos impotentes”, señaló Miguela de Picco, directora de la escuela “Feliciana Almada de Acosta”, de la compañía Potrero Angelito de Itacurubí de la Cordillera. Esta institución fue prácticamente saqueada y rapiñada desde inicios de este año por desconocidos. Los malvivientes irrumpieron en el sitio en tres ocasiones destechando aulas para robar los escasos artículos de valor que se tenían, como ventiladores, equipos de sonidos, amplificadores, guitarras, notebooks y netbooks.
Los docentes ahora no tienen otra opción que llevar lo poco que queda de valor a casas particulares para protegerlos de los constantes robos. “Es triste, tener que andar así”, es la frase que se repite en la comunidad educativa. Tres robos en menos de un mes, es una cifra muy alta para una humilde escuela, que también tiene otros graves problemas. Resulta llamativo que las instituciones encargadas de brindar seguridad, no tengan por lo menos indicios de quienes serían los autores de tan deleznable acto. Todo apunta a que son gente de la misma comunidad, que sabe todos los movimientos y lugares donde se tienen los equipos en la escuela.
Es notable que no exista voluntad por parte de los investigadores para encontrar a los culpables y sancionarlos como corresponde. Quizás porque los robos son calificados como bagatelarios, pero la realidad es que para la institución son objetos indispensables e invaluables por el uso que se les da.
La Constitución Nacional y las leyes hablan de la protección especial que deben recibir niños y adolescentes. Así como el derecho a recibir seguridad y una educación en ambientes saludables y acordes. Los alumnos de esta escuela necesitan urgentemente que el Estado, respete y haga cumplir sus derechos.