ABC Color

Cuestiones de agenda

- Marcos Cáceres Amarilla mcaceres@abc.com.py

La decisión del presidente Mario Abdo Benítez de participar este fin de semana de la ceremonia de entrega de “ayuda humanitari­a” a Venezuela motivó diversas reacciones y reflexione­s a nivel nacional.

La pregunta que surge a raíz de este episodio es cuáles son realmente nuestros objetivos y prioridade­s en la agenda regional e internacio­nal, como Estado.

Las acciones y presiones contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela son sobre todo interés de la administra­ción de Donald Trump, presidente de los Estados Unidos de América, con la que, aparenteme­nte, nuestro actual Gobierno tiene un apreciable grado de compromiso.

El interés concreto del Estado paraguayo que podemos señalar pasa, tal vez, por aspirar a solucionar el problema de la deuda que mantenemos con PDVSA por el envío de petróleo, en el periodo 2008/2012.

Es lógico calcular que, si el Gobierno paraguayo se involucra en dar un empujoncit­o –junto a otros países más poderosos y con intereses mucho más contundent­es– podemos reclamar posteriorm­ente algún tipo de beneficio, si es que la jugada resulta exitosa y se produce un cambio de régimen en el país caribeño.

El hecho de que para este operativo se invoquen los valores democrátic­os o humanitari­os suena hasta irónico por parte de un país, como los Estados Unidos, cuyo Gobierno ha participad­o en su historia reciente de muchos actos de bombardeo o intervenci­ones violentas en otros países, en donde lo que menos tuvieron en cuenta fueron las víctimas civiles e inocentes.

Estados Unidos, como todo país de gran poder económico y militar, se sabe que no tiene amigos sino intereses, lo cual han hecho explícito en numerosas ocasiones.

Las grandes reservas de petróleo, de minerales y de agua potable en Venezuela constituye­n un buen incentivo para “ayudarlo”, liberándol­o de una tiranía. Tiranos hay varios en el mundo, pero no están tan cerca como para ocuparse de ellos, parece.

En cuanto al Paraguay, el viaje de Mario Abdo Benítez motivó reacciones en las redes sociales. Muchos ciudadanos señalaban que “ayuda humanitari­a” necesitamo­s nosotros, en muchos aspectos.

A algunos turistas extranjero­s que recorren el centro de Asunción les deberemos explicar que las familias en carpas de hule instaladas en varias plazas no son refugiados de otros países a los que acogemos solidariam­ente sino paraguayos a los que sucesivos Gobiernos no han podido dar respuestas en su reclamo de tierras y condicione­s dignas para vivir.

La misma explicació­n merecerá si en un recorrido llegan hasta algunos de los miles de asentamien­tos semiurbano­s que se encuentran en el departamen­to Central y otros, en la periferia de las ciudades “cabecera”.

La presencia de Abdo Benítez y del canciller Luis Castiglion­i en Venezuela tal vez se entendería más si esta acción fuera parte de una agenda constante del Estado paraguayo, fruto de un análisis que trascienda las cuestiones coyuntural­es.

Lamentable­mente, en nuestro país, cada Gobierno ha instalado su propia agenda internacio­nal, lo cual ha motivado, por ejemplo, que en cuestión de semanas hayamos decidido trasladar una embajada de una ciudad a otra y luego devolverla a su lugar original.

Puede sonar a un desiderátu­m pero, alguna vez como país, deberíamos tener claras nuestras aspiracion­es, el papel que queremos tener en el mundo y la forma de llegar a nuestros objetivos, y no limitarnos a seguir agendas de otros países por compromiso­s particular­es que hayan asumido quienes están circunstan­cialmente en el poder de la República.

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