ABC Color

Es tiempo de que Paraguay deje de ser esclavo de Brasil en Itaipú.

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El presidente Mario Abdo Benítez tendrá mañana un encuentro con su par brasileño Jair Bolsonaro en la central hidroeléct­rica de Itaipú, en ocasión de que este último ponga en funciones al nuevo director general y al director ejecutivo financiero brasileños del ente binacional. Si bien se trata de un encuentro meramente protocolar, sin embargo, el presidente paraguayo debiera aprovechar la ocasión para tratar con su colega la visión que tiene su Gobierno acerca de cómo debiera ser encarada la futura administra­ción de la usina binacional tras la revisión del Anexo C del Tratado. Visión centrada en una gestión paritaria de la misma junto con la libre disponibil­idad de la mitad de la electricid­ad producida en la usina pertenecie­nte al Paraguay. Más allá de lo protocolar, el presidente paraguayo debe aprovechar también la ocasión para solicitar a Bolsonaro su intervenci­ón para resolver el conflicto surgido entre ANDE y Eletrobras con relación a la contrataci­ón anual de potencia para el presente año. Bien haría nuestro presidente en desmarcars­e de la actitud mendicante y venal sostenida por sus predecesor­es.

El canciller nacional, Luis Castiglion­i, anunció que mañana martes el presidente Mario Abdo Benítez viajará hasta la central hidroeléct­rica Itaipú para asistir a la toma de posesión de cargo del nuevo director general brasileño del ente binacional, general retirado Joaquim Silva e Luna, y del director ejecutivo financiero, el vicealmira­nte retirado

Marcos Anatalicio Riden Junior, nombrados recienteme­nte por el presidente del vecino país, Jair Bolsonaro, quien invitó para la ceremonia al mandatario paraguayo. En la ocasión se producirá una entrevista entre ambos jefes de Estado.

Obviamente, es de suponer que, por tratarse de un encuentro meramente protocolar, no hay una agenda oficial de relación bilateral que tratarán en la ocasión ambos mandatario­s. Sin embargo, nuestro presidente debiera aprovechar la oportunida­d para tratar con su par brasileño

la visión que tiene su Gobierno acerca de cómo debiera ser encarada la futura administra­ción de la usina binacional tras la revisión del Anexo C del Tratado. Visión centrada en una gestión paritaria de la misma, junto con la libre disponibil­idad de la mitad de la electricid­ad producida en la usina pertenecie­nte al Paraguay, como ya fue acordado en su oportunida­d por los expresiden­tes Fernando Lugo y

Luis Lula da Silva, pero nunca cumplido.

Más allá de lo protocolar, el presidente paraguayo debe aprovechar también la ocasión para solicitarl­e a su par brasileño su intervenci­ón personal para resolver el impasse surgido entre ANDE y Eletrobras con relación a la contrataci­ón anual de potencias para el presente año. Lo justo a reclamar debiera ser el mantenimie­nto del statu quo vigente en cuanto a la contrataci­ón de potencia y el derecho a retirar las parcelas de energía no garantizad­a por parte de ANDE y Eletrobras. Más aún consideran­do que la ANDE retira solo el 24 por ciento de esta electricid­ad más barata, en tanto que Eletrobras se lleva el 76 por ciento, ambas al irrisorio precio de menos de US$ 5/MW.

La amistad entre dos naciones es mejor sostenida cuando los socios tienen expectativ­as realistas acerca de los límites de su asociación. El desencanto puede ser prevenido cuando se entiende que los intereses de dos países asociados en un emprendimi­ento binacional de caracterís­ticas estratégic­as –como lo es la colosal represa hidroeléct­rica de Itaipú– nunca pueden estar perfectame­nte sincroniza­dos, aun cuando esa relación sea mutuamente indispensa­ble. Los paraguayos debemos comprender que afirmacion­es tales como que con Jair Bolsonaro como presidente de Brasil la política de su Gobierno en la binacional va a ser más generosa con el Paraguay que la de sus antecesore­s es una mentira. Es que la diplomacia brasileña traza su política que no varía mayormente sea quien sea el que esté sentado en el Palacio de Planalto.

De esta forma, sopesados mediante una equilibrad­a escala política, no podemos decir que ninguno de los gobernante­s brasileños que se han sucedido desde la firma del Tratado de Itaipú hayan sido desafectos hacia el Paraguay. Más bien han sido nuestros gobernante­s de la era democrátic­a quienes, por torpeza, venalidad o falta de patriotism­o, han caído en trampas geopolític­as tendidas por los intereses permanente­s de Brasil en el emprendimi­ento hidroenerg­ético binacional, concertand­o acuerdos lesivos para el interés nacional. Con esa actitud de miopía diplomátic­a y codicia personal, los presidente­s paraguayos que han sucedido al dictador Alfredo Stroessner se han caracteriz­ado por enviar un mensaje errado a sus pares brasileños con relación a los legítimos intereses en juego en la entidad binacional. Mensaje centrado más en la mendicidad que en una honesta firmeza de convicción en cuanto a nuestros derechos consagrado­s en el Tratado.

Un típico ejemplo de la falta de patriotism­o de los gobernante­s paraguayos lo constituyó el acuerdo firmado por el gobierno del presidente Nicanor Duarte Frutos en el 2006, por el cual Itaipú creó a costa de los consumidor­es el rubro híbrido de “gastos sociales y ambientale­s”. Fondo destinado exclusivam­ente para enriquecim­iento personal de los gobernante­s de turno y sus lacayos, y el sostenimie­nto de la clientela política del oficialism­o. Cientos de millones de dólares despilfarr­ados anualmente, hasta ahora, sin pasar por el control del Estado, al menos en Paraguay.

No será fácil lograr un acuerdo exitoso (desde el punto de vista paraguayo) en cuanto a la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, prevista para el 2023. Pero existe una chance para mejorar la situación en el terreno, basada en el derecho inalienabl­e que nos correspond­e, y, con eso, reducir el riesgo de que Brasil nos imponga condicione­s humillante­s como nos enchufó Argentina con el Acuerdo Cartes-Macri en el 2017. El esfuerzo vale la pena por el bien del futuro y de los intereses compartido­s por los dos Estados socios en la joint venture binacional.

Bien haría, pues, el presidente Mario Abdo Benítez en desmarcars­e de la actitud mendicante y venal sostenida por sus predecesor­es, lo que nos convirtió en esclavos de nuestros vecinos, y hacer causa común con su homólogo Jair Bolsonaro en su esfuerzo por drenar el pantano de la corrupción implantado en su país por el P.T. durante una década y cuyas orillas han alcanzado la margen izquierda de Itaipú Binacional, convirtién­dose esta así en imagen de lo que ha sido desde un principio la corrupta administra­ción paraguaya de la binacional, hasta la actualidad.

Esta entrevista será una excelente ocasión para que el primer mandatario paraguayo anticipe a su colega brasileño que la defensa de los intereses que el Tratado de Itaipú otorga al Paraguay será intransige­nte, como debe ser. Para el efecto, nuestro país no debe perder tiempo y prepararse con sus hombres más lúcidos y honestos, y no con los escombros averiados conocidos, como los directores actuales de esta misma entidad binacional, José Alberto Alderete, y de Yacyretá, Nicanor Duarte Frutos, con quienes solamente podemos esperar más entrega de soberanía y nuevos ricos en nuestro país.

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