Mourão, “espada y escudo” del presidente J. Bolsonaro
El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourão, se ganó la hostilidad de los sectores más conservadores de gobierno de Jair Bolsonaro por sus posiciones moderadas, pero él asegura que es “la espada y el escudo” del Mandatario ultraderechista.
El general Mourão, de 65 años, no se priva de frenar cualquier ardor guerrero contra Venezuela, en desaconsejar el traslado a Jerusalén de la Embajada de Brasil en Israel o de preconizar la prioridad de las reformas económicas, relegando a segundo plano la “agenda conservadora”.
Unas posturas que le han valido críticas de las iglesias pentecostales, del gurú de la derecha brasileña Olavo de Carvalho o el exasesor de Donald Trump Steve Bannon, cercano a uno de los hijos de Bolsonaro. Estos son los principales trechos de una entrevista que concedió a la AFP.
–El presidente Nicolás Maduro ordenó cerrar la frontera de Venezuela con Brasil para evitar el ingreso de la ayuda humanitaria. ¿Cómo evalúa esa decisión?
–Veo que esa reacción simplemente busca impedir ese proceso de ayuda humanitaria.
–Brasil protestará o reaccionará de alguna manera?
–El cierre para nosotros no significa un acto de agresión. Venezuela tiene la libertad de hacer lo que quiera de su lado de la frontera.
–¿Teme una acción militar de EE.UU. contra Venezuela?
–Las amenazas están más en el campo de la retórica que de la acción. Sería muy prematuro y no tendría sentido una intervención militar estadounidense en Venezuela. La cuestión de Venezuela debe ser resuelta por los venezolanos.
“Escudo y espada”
–A usted se le considera como el mayor comunicador del gobierno y como un moderador. ¿Está cómodo con ese papel, aunque en el propio gobierno lo critican por eso?
–Mi papel es complementario al de nuestro presidente. El presidente es nuestro líder, es un hombre de acción, de decisión. Busco tener ese papel complementario, que muchas veces es el de ser su escudo y su espada.
–Las críticas de los evangélicos, de Bannon, de Olavo de Carvalho, ¿no reflejan divisiones en la alianza de gobierno?
–Eso es una cuestión de opinión personal. Yo siempre digo la mía, pero en el momento en que el presidente toma decisiones en los asuntos en los cuales no había unanimidad, adopto la misma decisión que él. Es una cuestión de disciplina intelectual.
–¿Hay un ala militar en el gobierno o un partido militar?
–No. Esa es una interpretación errónea; raramente hablo con mis contrapartes que pertenecen, o pertenecían, a las fuerzas armadas. Cada uno de ellos actúa en el área del gobierno de la cual es responsable. Y las FF.AA. están cumpliendo su rol constitucional.
–Ocho de los 22 ministros son exmilitares. Bolsonaro y Mourão también lo son. ¿Qué pueden aportar los militares en la política?
–Estamos muy vinculados a cargos técnicos. ¿Qué podemos hacer? Uno de los mayores problemas de Brasil es la gestión (...) Y al ser pésima, permitía que ocurra dos cosas: el mal empleo de recursos y su desvío para la corrupción. Nuestra gran labor es mejorar la gestión pública.
–¿Cómo evalúa estos dos primeros meses de gobierno, marcados por disputas entre aliados?
–Los dos primeros meses son de instalación. Mucha gente piensa que en la transición ya el primer día se toman las cosas en mano. Tuvimos una reorganización de ministerios; entonces, cada ministro debía conocer esas áreas, y eso lleva tiempo (...) Ahora ya está totalmente recuperado. Y los dos proyectos que considerábamos como los más importantes fueron entregados al Congreso en el plazo previsto: el de la reforma de la jubilación y el de seguridad.
–Después de la crisis, usted y otros miembros del gobierno llamaron a que los hijos del presidente no interfirieran tanto en el gobierno. ¿Van a conseguirlo?
–Eso forma parte del proceso de adaptación del que hablaba. La familia del presidente es muy unida. Sus hijos son personas exitosas. Tiene tres hijos que disputaron elecciones y las ganaron de manera expresiva. Y ahora va a llegar el momento en que cada uno entenderá el tamaño de su silla.
Primero, la economía
–¿La agenda conservadora será importante en los próximos meses?
–La agenda conservadora buscará su espacio en función de las necesidades de momento. En un país con 13 millones de desocupados, con una economía que pasó por dos años de recesión, con déficit fiscal, con problemas de seguridad pública, me parece que tendremos que combatir todo es primero; que la agenda conservadora avanzará paulatinamente.
–El general Heleno, jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, advirtió que existe un riesgo de fractura de Brasil por la acción de las ONG que actúan en áreas indígenas. ¿Ocurre eso?
–No. Yo veo lo siguiente: el indígena tiene que integrarse al conjunto de la población brasileña, porque son indígenas brasileños, son de origen brasileño; no son un grupo aparte.